En un mundo donde la vanidad y las apariencias de a poco comienzan a apoderarse de nuestras vidas, es muy fácil escuchar por doquier personas que dicen “estar enamoradas” o aseguran “haber encontrado al amor de su vida”, sin embargo, no es de locos preguntarse…
¿Sabes exactamente, de quién te enamoraste?
Muchas parejas, ya sean jóvenes novios o adultos casados, toman como referencia la belleza física para “enamorarse”, sin pensar en el hecho de que con el paso del tiempo se deteriora y se acaba. Es de ahí donde llegan los fracasos, decepciones y en muchos casos depresiones que nos cuesta mucho superar. No hay que negar que el primer paso para enamorarse se dé a través de los ojos, pero sin intención de sonar demasiado cursi, el verdadero amor nace del interior, cuando descubres la belleza que esconde el alma de tu pareja.
Esta belleza interior es la clase de belleza que no se deforma o se acaba, es la clase de belleza que sin poder ver, nos hace sentir cosas inexplicables, belleza que debemos valorar porque es esa belleza la que nos facilitara el poder amarnos cuando el físico se vaya y todas nuestras arrugas y achaques comiencen a hacerse presente.
Es posible, incluso, que si aprendemos a admirar y a elegir enamorarnos de la belleza interior de nuestras parejas, cuando los años pasen y la vejez nos golpee ni siquiera seamos conscientes de esa metamorfosis porque lo bello y profundo de los valores humanos, han logrado dominar sobre la atracción física.
Por eso, nuevamente te pregunto ¿sabes exactamente de quien te enamoraste? ¿Qué te motivo a elegir a tu pareja? ¿Su porte y belleza física? ¿Su honestidad, belleza espiritual y sus valores? ¿o ambas cosas?