Por Hogaradas
Cuando llegaste a casa la tía Fina decidió que debías beber leche. Alguien nos dijo que no era buena para los perros, pero ella no pensaba lo mismo, de manera que fuiste creciendo al abrigo de ella y de la leche, esa que estoy segura contribuyó a tu larga vida, y lo más importante, a la ausencia de enfermedades durante la misma.
Cuando llegaste a casa también te la di en algunas ocasiones, y con galletas, para que no faltara de nada en el banquete. Te encantaba la leche, y a mí me gustaba más bien poco el efecto que producía en tus barbas, pero eras mi consentida y verte disfrutar de aquella manera era motivo suficiente para olvidar las consecuencias posteriores.
Bebías muchísima agua, pero últimamente habías dejado de hacerlo, así que un día probé con la leche, segura de que no podrías resistirte, como así fue. Pero no te sentó demasiado bien, por lo que me las fui arreglando para que la tomaras de alguna otra manera. Algo no iba bien, y lo sabíamos, pero suele decirse que no hay peor ciego que el que no quiere ver, y yo no quería.
La enfermedad había llegado, pequeńa Boni, nos lo dijeron en la clínica, justo el día en el que decidimos que quizás estábamos siendo demasiado egoístas no dejándote marchar, cuando pensamos que a lo mejor nos estabas enviándonos seńales que no veíamos, seńales que nos dirían que lo que realmente necesitabas era descansar. Eso fue lo que nos produjo un cierto alivio a tanta pena, pensar que te habías ido tranquila, que te habíamos evitado un final seguramente cargado de sufrimiento, ese que apenas habías conocido durante tu larga vida.
Todos los días agua fresca para Boni, un gesto que hace ya una semana que no hago, porque ya no están tus cacharros en la cocina, porque ya no estás tú. Una semana ya sin ti, pequeńa Boni, y la vida, que poco a poco va volviendo a su normalidad sin ti, pero siempre contigo, porque de alguna manera sigues aquí, tanto, que ayer hasta me desperté de la siesta con tu olor, como si no te hubieras ido, como si en cualquier momento mientras mis ojos se abrían y me iba haciendo a la realidad fuera a verte ahí, en tu cuna.
Descansa tranquila Boni, y en paz. Por aquí todo va bien, nosotros estamos bien, el tiempo va haciendo su trabajo y el dolor y esa continuo nudo en el estómago se van transformando en serenidad, y a tus recuerdos ya no los acompańan las lágrimas, sino las sonrisas. Todo va bien pequeńa Boni, puedes estar tranquila.