Dos días… llevo contándolos desde enero, pero ya sólo quedan dos días. Hoy y mañana.
Pero ayer, si no fuera por esos dos días, me habría ido a la cama llorando. Y hoy estaría demasiado destrozada para trabajar.
Saber que estabas tan cansado por el madrugón de la mañana y porque te interrumpieron la siesta de la tarde. Porque sí, hijo mío, no estoy contigo, pero estoy ahí… de alguna manera. Intento saber todo lo que te pasa, intento estar de alguna manera, porque eres parte de mí y no sabría vivir sin saber de ti.
Y ayer te fuiste a la cama destrozado por el cansancio y sin vernos.
Esto no se lo deseo a nadie…