Y es lo que ha hecho Miruna Macri en una ingeniosa acción de street marketing y de marca personal. La acción me ha parecido genial. Hizo una especie de copia de su pasaporte, pero en realidad no era sino un resumen de su currículum vitae en un formato original y llamativo. Ella misma se encargó de dejar caer su pasaporte en las principales agencias de Nueva York en las que quería trabajar.
Y a este proyecto tan original de búsqueda de empleo o de promocionar sus servicios vía un pasaporte falso, lo llamó Passfolio.
Además, fue un paso más allá, y para tratar de asegurar que dichos pasaportes falsos llegaran a su destino, puso unas pequeñas reglas de uso para aquellos que lo encontraran en el suelo
- No escribir en ninguna página del pasaporte, pero escribir a su dueña en caso de que le haya resultado interesante
- No perderlo. En todo caso pasárselo a sus compañeros de trabajo (recordad que se presuponía que al dejarlo en las agencias en las que quería trabajar, dichos compañeros también trabajan allí)
- Si has de destruir el documentno, no hagas lo mismo con la dueña
- Si por lo que sea has de escribir en el pasaporte (saltándote la primera de las reglas), que al menos sean críticas constructivas.