Revista Cultura y Ocio

Te escribiré una carta

Publicado el 22 mayo 2011 por Evagp1972

Te escribiré una carta   Fotografía de Eva Gutiérrez Pardina (CC BY 3.0)
Habitamos la misma ciudad y coincidimos un par de veces cada semana. Sin embargo, me gustaría tenerte lejos, y verme obligada a escribirte. Recargaría entonces la Montblanc que me regalaste y recuperaría para ti mi mejor caligrafía, olvidada y polvorienta tras tantos años de teclado y nuevas tecnologías. Te escribiría cartas a la antigua, con elegante papel verjurado, para hablarte en un murmullo y comentarte las pequeñas cosas que te interesan y que compartimos: la poesía, la novela, el cine, los viajes, la gastronomía...
Podría escribirte y explicarte, por ejemplo, la cena de anoche en el mejor restaurante de cocina iraquí de Barcelona. Traería a tu olfato el aroma del valle de la Bekaa y a tu lengua el sabor y el terciopelo del Heritage de 2002 que perfumó mi copa.  Podría confesarte entonces que habría querido compartirlo contigo, junto al entrante de miel, dátiles y cebolla, la salsa de yogur con berenjena, el pollo al aroma de rosas y toda la magia de Oriente. 
Porque te gusta la poesía, te hablaría en mis cartas de Gemma GorgaMaram al-Masri,  María Castrejón... y traduciría para ti al castellano algunos versos de L'esbós, de Silvia Bel
Gusto y trenzo la testosterona de tus ojos
exaltados que me descarrilan las venas.
Dejo ir el freno. 
Mis pies también quieren tocarte.
El mar a lado y lado de la vía 
mancha el deseo de un tren que no se espera.
El corazón late deprisa.
   Resbalan las piedras.
   Corre la sangre.
Te hablaría de Haruki Murakami y de Aomame, la joven protagonista de 1Q84 que  escucha, con los ojos entrecerrados, la Sinfonietta de Janacek en el asiento de atrás de un taxi, mientras planea su próximo asesinato. Te preguntaría -vanidosa- si leíste o te gustó mi última anotación de La poma daurada, y te contaría, distraídamente, que añoro tu risa en las clases de teatro. Podría escribirte y decirte, sin bajar la mirada, que si estuvieras en la ciudad me encantaría ir contigo a ver la última deZhang Yimou, asistir al último espectáculo poético y canalla de la gran Txus García, vibrar en el próximo concierto de L'ombre de ton chien
Habitamos la misma ciudad y coincidimos un par de veces cada semana. Sin embargo, me gustaría tenerte lejos, y verme obligada a escribirte. Podría yo entonces llegar hasta ti en silencio, desde una distancia que me proteja de esta urgencia de tocarte y saber que no debo. Las palabras escritas son más dóciles que la voz que se atraganta o se quiebra en el peor momento; más controlables que el latido inmisericorde del corazón en el pecho, que la dilatación de mis pupilas o el sudor que se acumula, incómodo, en el labio superior. 
Sobre el papel mis palabras podrían deslizarse suave, inadvertidamente y posarse en tus manos de pianista, acariciarlas un momento y darles el calor que las mías han de negarle. Sobre el papel también, a la vuelta, tus palabras me acercarían a los labios el beso que sé que me guardas, y que tampoco me puedes dar.  

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