Qué buen día ha hecho hoy. En internet daban sol y nubes, como así ha sido, desde las nueve menos cuarto y, tras estos días lluviosos, he aprovechado la mañana para hacer un cambio a la Cabezota. Me he ido a la parcela, que es donde voy a hacer las cosas que hago, que es donde tengo el caseto con las herramientas, que es donde tengo los recuerdos de la infancia de mis hijas, que es donde tengo mi escondite.
El campo estaba borracho de agua y no ha podido tragarse todo lo que le ha venido. El verde se impone netamente sobre el rojizo de la tierra de La Campiña y, al fondo, el monte viudo, el cerro de San Pedro, vigila la tormenta que hoy no vendrá. El Pico Ocejón se ha disfrazado para rivalizar con la Paramount Pictures y la carretera estaba empapada. Y yo tranquileando por aquí y por allá a mi ritmo, a mi sonido.
El cambio que he hecho hoy en la moto me ha costado cincuenta euros, y es que en Wallapop había visto unos protectores de escape para Sportster, unos protectores cromados, con tres branquias cada uno. Siempre me han encantado esas branquias, que yo creo que las traía de serie la Forty-Eight. Bueno, pues he puesto estos protectores. David, la persona que me los vendió ayer en Madrid, me dijo que estaban nuevos: había comprado la moto y lo primero que hizo fue quitarlos para poner otra cosa. Nuevos y relucientes los he recibido, pero no hubiera pasado nada porque el vendedor me hubiera dicho que una de las abrazaderas venía sin tornillo, aunque es posible que ni él mismo lo supiera. Un fallo menor. He tardado poco en ponerlos porque ha resultado ser una operación muy sencilla. Como no he encontrado referencias sobre el apriete de los tornillos he utilizado el par misco, que debe ser muy parecido al par conca*.
El resultado me ha encantado. Creo que la moto gana en vistosidad y en profundidad. Poco a poco le voy rebajando el cien por cien de dark custom con algunos detalles, como los puños o estos protectores cromados, y pienso que ahora está en el punto que me gusta, aunque ¡vaya el lector a saber!
He llegado a casa compungido porque no le había dicho a mi mujer que había gastado ese dinero en este menester. -Te he engañado, he dicho al comenzar a explicarle el asunto. Su respuesta, como tantas otras veces, ha sigo genial: -Yo también te he engañado. Mira en el armario y verás el vestido que me he comprado el otro día. Mi mujer es mi casa donde siempre se está bien.
* misco: par de apriete "mis cojones" (cuño propio); conca: par de apriete "con cabeza" (cuño Fendetestas).