Sandro vive amargado desde hace más de un año, constantemente invadido por sentimientos de cólera y deseos de venganza contra los indígenas que asesinaron a su mujer. Una venganza que le amordazaba la conciencia y le estrangulaba el alma.
Así no podía seguir. Tenía que hacer algo para llevarla a cabo. Para ello contrata a tres matones, Krakus (el malo, malísimo), Marco y Alfonso (antiguos guerrilleros expertos en supervivencia) para que le guíen por la selva amazónica, hasta su calculado objetivo, porque ellos ya estuvieron en aquel "lugar"
¿Imagináis un mundo sin jerarquías, sin miedos, sin malas noticias, en el que se disfruta el presente intensamente, cada instante, sin pensar en lo que harás dentro de cinco minutos, dentro de una hora o la semana que viene? ¿Un mundo plenamente fundido y vinculado con la madre naturaleza, donde todos son sinceros, te respetan y te quieren por lo que eres, nadie te juzga y no necesitas bienes materiales para ser feliz?.
Esa es exactamente la forma de vida de los indios, sus raíces ideológicas milenarias, son… libres.
¿Y la meta de Sandro? Despojarles de esa libertad, de su bienestar, de su equilibrio.
¿Que artimañas usará para tales fines? ¿Conseguirá Sandro volver a ser feliz y recuperar su tan ansiada paz interior?
Según nos cuenta en una entrevista concedida al diario ABC en Octubre de 2011, el autor fue un niño modelo, un estudiante modelo y un trabajador modelo con un buen salario, hasta que se dio cuenta de que esa vida no le hacía feliz. Laurent Gounelle encontró su camino a los 40.
En plena crisis existencial, el autor del bestseller mundial «El hombre que quería ser feliz» (Maeva), convertido rápidamente en un bestseller internacional, se fue a EE.UU. a estudiar Psicología y descubrió cómo esta disciplina podía mejorar la vida de las personas.
Especialista en desarrollo personal, lleva más de catorce años recorriendo el planeta para conversar con los mejores en todo lo que atañe a la psicología y a las distintas formas de mejorar nuestra vida. Gounelle sabe extraer lo más relevante de cada cultura y adaptarlo en sus libros haciéndolos asequibles, reconfortantes. Parece que todas sus novelas siguen el mismo patrón, con una especie de maestro providencial que enseña a sus protagonistas a alcanzar la felicidad a través del pensamiento positivo y la evolución personal.
La novela que hoy me ocupa, ha sido publicada recientemente (2013) por la editoral Planeta.
Hoy os traigo por primera vez a mi estantería cibernética un libro que me ha sido proporcionado por una editorial, sin haberlo yo solicitado (como ocurrió con "El escalón 33" de Luis Zueco. Yo misma se lo pedí al autor, porque me apetecía leerlo)
Y es que en general, soy bastante reacia a aceptar envíos de las editoriales, salvo que esté bastante segura de que me puede gustar, o me atraiga especialmente su lectura, porque pienso que me voy a sentir cohibida a la hora de expresar mi opinión y hacer mi reseña.
Por eso, cuando Planeta se puso en contacto conmigo para ofrecerme la tercera novela de Laurent Gounelle, me lo pensé un poco, para que negarlo.
Pero como en su día ya leí y reseñé un libro de este mismo autor "No me iré sin decirte a donde voy", que por cierto me gustó bastante, tenía mucha curiosidad por saber por donde iban los tiros en éste, su último trabajo. Y al final mi instinto lector no me decepcionó.
Aunque al principio reconozco que me costó encontrarle la gracia al mero hecho de fastidiar y fastidiar a los indios, por medio de esa especie de "psicología inversa vengativa, de ese plan tan metódicamente organizado, con el objeto de:
-- Hacerles creer que lo material podría llenar su vacío existencial hasta entonces inexistente pero recientemente percibido por todos ellos.
-- Destruir su autoestima, la confianza en ellos mismos.
-- Hacerles creer que no hay suficientes recursos vitales para todos, que para ser felices, es necesario acaparar, inocularles el sentimiento de que lo que el otro gana, yo lo pierdo
-- Enseñarles a competir, a compararse con los demás, hacerles creer que solo pueden amarles en función de sus cualidades físicas, intelectuales, o de conducta.
-- Inducirlos a recrearse en ideas y pensamientos negativos, a ser esclavos de la mente.
En definitiva: perturbar su equilibrio de vida creando en ellos expectativas y preocupaciones que hasta entonces les habían resultado del todo ajenas, haciéndoles sentir miedo. Miedo a fallar, a las enfermedades, a los animales, a no ser querido, a los demás, creando un mundo de consciencias diluidas y mentes alienadas.
¿Qué me ha parecido? ¿Me ha gustado?
Sí, a grandes rasgos me ha gustado. Aunque mi balanza puede que se incline más hacia "No me iré sin decirte a donde voy", quizás por resultarme en su momento más novedoso lo que pretende transmitirnos el autor, sus creencias de vida, así como su estilo (muy similar en los dos libros) .
Según avanzaba en la lectura, le iba encontrando más sentido al plan de Sandro y cada vez iba teniendo más ganas de saber que ocurriría con el experimento psicológico ideado por nuestro protagonista, de conocer el final.
Aunque ninguno de las dos sean novelas imprescindibles y el final bastante previsible, este autor me ha vuelto a dejar buen sabor de boca.
En cualquier caso, seguro que sus palabras no te dejarán indiferentes y puede que consiga que te plantees cuales son las cosas verdaderamente importantes y si la vida que llevas es la que realmente quieres llevar.
Porque como se repite en más de una ocasión en la novela: "Nunca se regresa de la selva amazónica..."
¡Mis agradecimientos a la Editorial Planeta por haberme proporcionado el ejemplar!!
Me ha llamado la atención como el autor, en boca del protagonista interpreta y echa por tierra “La teoría de Darwin”.
Viene a constatar, que la selección natural no explica todo el mecanismo de la evolución, que ésta es más compleja que todo eso.
Que dicha teoría tampoco explica los saltos de evolución que describe y que para validarla, faltan los eslabones entre dos especies conocidas, como por ejemplo, el mono y el hombre. Que en su época, Darwin podía creer que no se habían encontrado rastros de estas especies intermedias, pero hoy, por mucho que rastreemos en los sedimentos de todo el mundo, seguimos sin encontrarlos.
Digamos, que para él su teoría sigue siendo de actualidad, pero que no se intenta explorar demasiado sus fallos, porque cuestionarla sería poner en duda nuestra manera de pensar y sin duda, nuestra manera de vivir. Sería… perturbador.
Porque la teoría Darwinista ha forjado nuestra civilización. Ha condicionado nuestra visión de la vida, percibida como una lucha por sobrevivir contra el resto del mundo, contra la naturaleza. De ahí la creencia de que el progreso técnico nos hará felices. El capitalismo también se basa en ella. Y nuestras relaciones sociales. Toda nuestra sociedad desde el siglo XIX, se ha desarrollado tomando como base esta visión surgida de la teoría darwiniana.
En fin, que me ha resultado curioso este enfoque tan sui géneris por parte de Laurent Gaunellle.
"Claro que me gustaría poder perdonar, pero cuando a uno lo han dejado en carne viva, ¿como es posible, a menos que uno se llame Marco Aurelio, Jesús o Gandhi?"
"A veces estás tan absorto en tus pensamientos que ya no ves lo hay alrededor, ya no escuchas lo que te dicen, ya no sientes nada. Es como si estuvieras desenchufado de ti mismo"
"Cuando estás inmerso en tus pensamientos, vives como en una película, pero no estás en tu vida"
"Recobra el ánimo, vuelve a ti, despiértate, admite que son tus sueños los que te perturban y mira de nuevo las cosas de cara…"
"Ten en mente que la fuerza, la energía y el coraje no recaen en quien se indigna y se enfada. Cuando más nos acercamos a la impasibilidad, más fuertes somos"
"La cólera refleja la debilidad, así como la aflicción: ambas son heridas, capitulaciones"
"Si fijas tu mirada en la belleza del mundo, el amor que sentirás iluminará tu vida"
"¿Donde voy a encontrar la belleza del mundo?
En la gota de lluvia que se detiene en una hoja, en la mariquita que trepa por una brizna de hierba, en las nubes de algodón y el tronco esculpido de los árboles, en el aroma de una flor, o el canto de un ave, en la suavidad del aire que respiras y en la luz que te baña, en la pulpa de un fruto carnoso y en el sonido cristalino del agua, en los ojos de los animales y en los de los hombres, en las arrugas de los ancianos y en la risa de los niños. La belleza está en todas partes y tú no la ves, porque estás ocupado corriendo tras tus ilusiones".
"Recuerda: el secreto es amar. Ama tu vida sin desear nada que ya no tengas. Ama todo lo que está a tu alrededor, a ti mismo y a todo lo que ves"
"Tus actos pasados ya no te pertenecen, solo cuenta lo que haces hoy"