Editorial: Harlequin Ibérica, 2015
Raff Connor contrata a India Antúnez del Diego y Caballero de Alcántara para que, en el plazo de tres meses, le enseñe a comportarse socialmente y le ayude encontrar esposa.
Te quiero, baby , destaca, como otras novelas anteriores de su autora, por lo cuidado de su redacción, el humor ingenioso de sus protagonistas (que no tardan en enzarzarse en diálogos que sugieren más y, a veces, algo diferente a lo que dicen sus palabras) y la evolución de los personajes, tanto en la relación entre ellos como en la personalidad.
Llama la atención la rapidez y eficiencia con que la autora define la forma de ser de India en apenas un par de breves diálogos (con su hija Sol y con su amigo Lucas) antes de reunirla con el personaje masculino, a quien se describe como un gigante algo torpe y bonachón, si bien pronto se sugiere (ese "seis meses antes" del principio) que hay algo más allá de las apariencias, o de lo que ella piensa.
Esta expectativa (¿qué ocurrirá cuando India averigüe cómo es él de verdad y lo que pretende?) es, junto a una caracterización de Raff que le convierte en un personaje adorable (cariñoso con Sol y la Tata, detallista, dotado de sentido del humor e ingenio y con un lado duro, implacable, que sabe mantener bajo control), de lo mejor de la obra.
En cuanto a los secundarios, tanto los buenos (Sol, Tata, Cande, Lucas) como el villano (Antonio de Zúñiga, marqués de Aguilar), tienen los suficientes matices como para resultar interesantes, si bien no se evitan ciertos tópicos: la atracción entre Candela y Lucas, evidente en sus discusiones, o lo que hará Zúñiga cuando vea frustrados sus planes. Incluso Álvaro, el difunto marido de India, a quien al principio se retrata de forma un tanto ambigua, "evoluciona" al final en beneficio de Raff y del amor verdadero.
En el aspecto formal, resulta excesiva la cantidad de veces que se insiste en algunos detalles, como los ojos azules de Raff o el tamaño de su cuerpo y manos, lo que puede minimizar el efecto que se pretende crear. Igualmente, un flashback (al pasado de India) casi al final de la novela rompe el ritmo de una narración que hasta entonces era lineal y fluida, en especial porque se puede contar en menos espacio.
En la última parte de la obra da la sensación de que algunas escenas se alargan en exceso, como la celebración en la finca de Badajoz o el mencionado flashback de India y Álvaro. Incluso se presentan ciertos obstáculos, como el encuentro final con el marqués o la breve y apresurada trama de Aisha, cuya principal finalidad, sobre todo en este último caso, parece ser alargar la historia.
En resumen, Te quiero, baby es una novela que destaca por sus personajes (en especial Raff, quizá el mejor protagonista masculino creado por la autora) y por cómo desarrolla una trama a priori sencilla, adornándola con las dosis precisas de humor, ingenio, equívocos y romance como para satisfacer a las lectoras habituales del género.
"-Ahora, India Antúnez del Diego y Caballero de Alcántara, hablemos de negocios. Mañana a primera hora te enviaré por correo electrónico el contrato que sellará nuestro acuerdo. En cuanto lo firmes, pasarás a ser lo más parecido a una esclava por un periodo de tres meses. Durante ese tiempo, estarás a mi completa disposición mañana, tarde y noche, ¿lo has entendido? -Una vez más, se había convertido en el frío e implacable hombre de negocios que había atisbado nada más conocerlo y que le daba cierto repelús.
-Sí, amo Connor -respondió con una mueca.
Complacido, el americano se recostó sobre el respaldo de la silla metálica con aquella irritante expresión del gato que acaba de zamparse al canario y, de nuevo, India sintió una ligera inquietud, aunque la hizo a un lado en el acto. Necesitaba disponer de aquel dinero lo antes posible.
-Exacto. A partir de ahora seré tu amo. Me pertenecerás en cuerpo y alma. ¡No te asustes! Es solo una forma de hablar.
Una vez más, Raff Connor pareció leer sus pensamientos y esbozó aquella sonrisa bonachona que, después de haber pasado toda la mañana a su lado, ella sabía bien que utilizaba para desarmar a sus interlocutores quienes, al verla, lo tomaban por un grandullón inofensivo. Grandullón puede, pero inofensivo... A ella no se la daba."
"-Lo siento mucho, India, baby. -El auricular reproducía sin distorsiones su tono contrito.
-¡Alexia es una belleza!
-Tienes toda la razón, baby, una belleza espectacular. Esa melena rubia como el trigo, esos ojos azules como el mar... -Esa vez, el matiz de su voz era más bien soñador.
-Sí, sí, y esos labios rojos como el coral -lo interrumpió India sin contemplaciones-. Pero, además de ser una de las modelos internacionales más cotizadas del mundo, es una chica inteligente y con sentido común.
-Muy cierto. Hasta el momento en que salimos del restaurante lo estábamos pasando muy bien -reconoció en el acto su desesperante interlocutor.
-¡Entonces, ¿por qué?! -chilló, fuera de sí.
-¿Me estás preguntando por qué me soltó un guantazo sin venir a cuento y se alejó hecha una hiena?
India inspiró con fuerza y soltó el aire despacio un par de veces antes de contestar en un tono más suave:
-Sí, Raff, eso mismo te estoy preguntando.
-No tengo ni idea, aunque quizá...
-Quizá fuera porque no le gustó que le diera un azote en el trasero. Un trasero espectacular, en mi humilde opinión.
-¡¿Que hiciste qué?! -India caminaba sin parar arriba y abajo de su habitación, como si pensara que el movimiento la ayudaría a entender mejor lo que le estaba contando aquel descerebrado.
-Sé que no debería haberlo hecho después de lo que me dijiste la última vez, pero la tentación fue tan grande... Si fueras tío me entenderías a la perfección.
-¿Me estás diciendo que te has atrevido a darle un azote en el culo a la misma mujer que no solo es la imagen, sino también la directora de Stop Machismo, la organización feminista más importante de España? -El rostro de India era la viva imagen de la incredulidad más absoluta.
-Un impulso irresistible, ¡lo juro!
-¡Se acabó, ¿me oyes?! ¡Se acabó! En dos días es la fiesta, así que ya puedes tratar de conocer a alguien en ella, porque te aseguro que yo me lavo las manos. Alexia era mi arma secreta, mi mejor baza, y tú la has desperdiciado miserablemente.
-¿Entonces se acabaron las citas a ciegas? -preguntó, esperanzado.
-Puedes estar seguro de ello -afirmó, terminante.
Si India hubiera podido ver la enorme sonrisa que se dibujó en los labios masculinos, habría gritado."
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