Me levanto y desayuno un café con leche con una cucharada de azúcar, siempre, a la misma hora. Enciendo el pc y abro portales de búsqueda de empleo. Selecciono Barcelona y empiezo a apuntarme a todo casi indiscriminadamente. Me ducho, me visto (o al menos lo intento). Hago cosas en casa, pongo una lavadora, tiendo la ropa, y cuando me doy cuenta PAM! Ya es hora de comer. Me muevo sin caminar, como si reptara, como si no tuviera alma. Llega la tarde y es el momento de hacer cosas reales: Estudio, o coso, o doy una vuelta, o leo libros de Anagrama o ensayos feministas (?). También le doy vueltas a la cabeza y pienso: Eres una histérica. Me estoy haciendo mayor y no estoy para putas mierdas, y entonces me doy cuenta: Qué hacía yo a los 21? Y entonces me río, porque mis amigas y yo a los 21 éramos muy locas (demasiado), pero ya no, ya no somos tan locas, solamente un poquito, porque nos estamos haciendo mayores.
Tengo la visión de mí misma dentro de unos diez años con una barriga de siete meses, en un piso minúsculo y una lata de coca-cola en mis manos, viendo la vida pasar (en realidad tragándome realities de mierda de la MTV). Me gustaría no tener hijos, así, a poder ser (tampoco tengáis tanto cuidado en que no me quede preñada, eh? Un poquito, no más). Me imagino siendo la tía divertida de la hija de mis amigas lesbianas, o la tía divertida de los hijos de mi hermana (que ella sí será una mujer de bien). Cuando era niña me imaginaba que de mayor trabajaría en una revista y conduciría mucho, y siempre estaba sin hijos y con gatos: Y mira, casi se cumplió.
A veces estoy en la cama estirada y pienso: La de vueltas que da la vida, has visto? Es bueno que no proyectemos ideas de puta mierda en nuestra cabeza, pero también es bueno que a poder ser no las llevemos a cabo. Hacia finales de agosto es mi cumpleaños y no sé si estoy preparada. Tengo manías raras como dar golpecitos en la mesa tres veces, como tocarme el bolso, como repetirme tres veces si lo llevo todo. Siempre tengo que supervisarlo todo y estar en todo. A veces pienso que un día me dará una úlcera o algo así.
Soy tan rara que fantaseo con mi propio funeral. El funeral es la única ocasión en nuestra vida en la que la gente nos hace la pelota de forma extrema, e irónicamente, nosotros no podemos enterarnos de lo que nos dicen porque adivina: Tú ya no existes y no te enteras de nada, eres un cuerpo inerte, y ya da igual lo bien que la gente te deje, porque no vas a enterarte. Yo pienso: Por qué no decir las cosas buenas en vida? No, porque no nos salen, sabéis por qué? Porque la gente es gilipollas.
Estoy sobreviviendo a la post-adolescencia y no miro al futuro, porque al final lo que me deprimía es estar demasiado pendiente del futuro y no del presente, y a la mierda todo. Hoy no estoy triste y me ha salido escribir una entrada relativamente larga. Muchas gracias a todas las personas que leéis este blog de mierda y a los/as que comentáis (los que lo seguís sois bastantes, a decir verdad).
Os diré que quizás es que soy una inmadura, por eso no me imagino teniendo una vida “tradicional” y siento pena y lástima por la gente que la tiene; pero eh, qué bien me lo estoy pasando, en verdad.