>> Escucha este artículo aquí –> Cómo evitar sentirte culpable cuando no estás trabajando
¿Te sientes culpable por querer más de tu profesión o negocio? ¿Piensas que, en cierta forma, estarías “abandonando” a tu familia?
Uno de los obstáculos o problemas frecuentes entre las mujeres trabajadoras y emprendedoras es, muchas veces, el sentimiento de culpabilidad por no poder llegar a todo; especialmente cuando tienes un puesto de responsabilidad o un negocio que requiere que estés muy involucrada. La semana pasada en la clase gratuita que María Tolmo ofreció a mis lectoras, una de las oyentes me preguntaba cómo hacer para no sentirse culpable por ser ambiciosa, por querer más de su trabajo, cuando eso podía conllevar, por ejemplo, pasar menos tiempo con los suyos.
Como explico en mi libro “Cómo superar el Síndrome del Impostor. Estrategias para eliminar la inseguridad y conseguir el éxito profesional” las mujeres tenemos una necesidad innata de cuidar de los demás, de sentirnos apreciadas y de gustarle a todo el mundo. Eso tiene su lado bueno pero también una parte negativa, cuando te centras más en los demás que en ti misma, algo muuuy frecuente, seguro que te sientes identificada. No serías la primera en poner siempre por delante a los demás y acabar tu agotada y sin energías para nada, o siendo incapaz de decir que no a los demás exactamente por la misma razón.
Por eso, si eres una persona ambiciosa con altas expectativas profesionales o si tienes un negocio y quieres dar un paso más, puede que te sientas culpables por no poder llegar a todo o, como decía la oyente del seminario, por sentir que abandonas a tu familia. Eso puede hacer que renuncies a tu carrera profesional y te sientas resentida o insatisfecha, o que decidas seguir adelante y también te sientas insatisfecha debido a la culpabilidad. Entonces, ¿qué puedes hacer para salir más o menos airosa de esta situación?
1. Ten muy claras tus prioridades y sé sincera contigo misma.
Yo creo que el tema de las prioridades es el que más menciono en mis artículos porque es fundamental y es algo con lo que trabajo con mis clientes nada más empezar. De hecho, recuerdo que una de mis clientes después de haberme comentado directa e indirectamente que su mayor prioridad en ese momento era su carrera, cuando hizo el ejercicio de prioridades marcó como primera su familia. Ahí me di cuenta de que lo que sentía era culpabilidad por considerar prioritario su trabajo, así que le dije lo mismo que te digo a ti si estás en esa situación. El hecho de que en un momento determinado tu carrera sea tu prioridad no significa que no te importen tus hijos (pincha aquí para tuitear esto). Tus hijos son y serán siempre lo más importante para ti, pero en este momento tu prioridad es avanzar en tu carrera y está bien, estás en tu derecho. Así que no lo olvides tienes todo el derecho del mundo a volcarte en tu carrera o negocio y eso no significa que no te importen tus hijos o tu pareja o quién sea que tengas en mente.
2. Establece qué es imprescindible para ti.
Esto es algo que comenté con otra clienta que estaba embarazada y no sabía cómo iba a compaginar su trabajo con su bebé y con prestarle la debida atención a su pareja. Una de las cosas que le sugerí fue hacer una lista de las actividades o momentos que no quería perderse cuando naciera su hijo y de lo que era importante para ella. Entre ellas pasar tiempo a solas con su marido, llegar a casa a tiempo para bañar al niño, etc. Tener muy claro qué actividades son importantes para ti (porque suponen una gran satisfacción, te hacen sentir realizada y mejoran tu calidad de vida), te ayudará a distinguir qué mantener y a qué dedicarle tu tiempo cuando cambie tu situación profesional o cuando estés menos disponible.
Por ejemplo, cuando nació mi hijo yo ya tenía claro que para mi felicidad y la de mi marido era fundamental viajar y salir a comer fuera de vez en cuando, juntos o con amigos, y no quería que eso cambiara. Así que me aseguré de mantenerlo. Está claro que sí cambia la frecuencia o la forma en que viajas pero nunca he dejado de viajar o comer fuera (de hecho con un año y medio mi hijo ya había estado en Nueva York, Cuba, Vancouver, Whistler, Salamanca, Barcelona, Menorca y en un crucero por Alaska y tan contento, además.)
¿Qué es importante para ti respecto a tu vida actual, tu pareja y tu familia? Tenlo claro y así podrás hacerlo prioritario respecto a otras tareas o actividades aunque durante un tiempo te vuelques especialmente en tu carrera o negocio.
3. Busca ejemplos motivadores.
Esto a mi me ayudó mucho, el tener ejemplos de mujeres que tienen lo que tu quieres o que se comportan como a ti te gustaría. En este caso mujeres profesionales con hijos que hayan llegado lejos en su carrera. Recuerdo que cuando estaba embarazada tenía miedo que de mi vida cambiara por completo y ya sólo quisiera quedarme en casa a cuidar a mi hijo y dejara de viajar o de salir (porque había visto muchos casos, todo hay que decirlo). Cuando me entraba esa angustia sólo tenía que pensar en las amigas con niños pequeños que seguían viajando, haciendo fiestas en su casa y saliendo fuera, para volver a recuperar la ilusión de que era posible. Otro ejemplo que me animó en su momento fue una de mis mentoras, científica, con hijos y trabajando en el mismo departamento que su marido. Lo que me hacía ver que era posible compaginar esas cosas.
Busca ejemplos que te demuestren que sí se puede y guíate por esas personas.
Tenerlo todo es posible, tenerlo todo a la vez complicado, siempre habrá que hacer algún tipo de sacrificio. Yo siempre digo que la principal razón de que me lanzara a tener mi propio negocio fue el deseo de libertad y flexibilidad de horario para poder atender a mi hijo cuando lo necesitara y para cogerme vacaciones cuando quisiera. Para mi está claro y eso hizo que los sacrificios económicos iniciales valieran la pena y que pueda negarme a ciertos compromisos si suponen estar mucho tiempo alejada de mi hijo. Esa es mi elección, ¿cuál es la tuya? ¿Qué quieres conseguir profesionalmente, qué estás dispuesta a sacrificar y qué no? Hasta que no tengas eso claro no podrás sentirte tranquila.
Aparte de eso, culpable es probable que te sientas en algún momento, acéptalo, sigue adelante y ten en mente siempre lo que dicen en los aviones: antes de ponerle la máscara de oxígeno a tu acompañante, póntela tu primero o no podrás atenderle bien. No lo olvides.