Revista Psicología

¿Te sientes obligado a ser feliz en Navidad?

Por Psicologosmalaga @AnsiedadMalaga

Acercándose las fechas para la llegada de la Navidad, la nostalgia, el estrés, la ansiedad, la tristeza o la desgana son algunos de los efectos colaterales de estas fiestas que, lejos de ser las más deseadas para muchos, se convierten en un verdadero problema para la salud física y mental de otros.

¿Te sientes obligado a ser feliz en Navidad?

La Navidad se asocia con felicidad y armonía, pues es lo inculcado desde la infancia. Sin embargo, no todo el mundo lo vive de la misma manera. Lo que para algunos está lleno de recuerdos felices, para otros estas fiestas conforman experiencias amargas.

La nostalgia te impide ser feliz en Navidad

El I Observatorio de la Navidad en España, elaborado por Ipsos, nos da a conocer que al 33% de los españoles no le gusta la Navidad, mientras que el 27% asegura que le agrada poco y el 6% directamente la odia.

La primera causa de los sentimientos de aversión hacia la Navidad es la nostalgia. En estas fechas surge un ambiente festivo en el que sentimos que debemos ser o estar felices por imposición, pero esto entra en conflicto con las emociones reales que sentimos; por ejemplo, ante de la pérdida de un ser querido. No sentimos que tengamos motivos para sentirnos felices, sin embargo, tenemos que disimular.

La Navidad es la época del año en la que se abren nuestras emociones y dejamos que todo el dolor del pasado se quede unos días instalado en nuestras vidas. Repasamos lo que hemos perdido, lo que se fue y ya no está. A lo largo de la vida, las familias cambian; unos se van para siempre, desapareciendo permanentemente de nuestras vidas y los echamos de menos profundamente; otros están lejos (separaciones o divorcios, familiares hospitalizados, en otra ciudad o país…) y sentimos que no estamos completos.

Ansiedad y estrés como segunda causa de infelicidad

Algunos lo conocen como el síndrome del villancico, el cual hace referencia al exceso de consumismo, la obligatoriedad de estar felices, reencontrarnos con personas que no nos caen bien o con las que tenemos conflictos, las elevadas expectativas con los preparativos, o la idea y la presión social de que todo tiene que estar perfecto.

Desde la llegada del uso masivo de las redes sociales, nos encontramos con una tendencia mucho más elevada a hacer balances y a comparar resultados que no siempre son positivos. Esto en personas con elevada exigencia y baja autoestima, puede derivarse en depresión y aislamiento.

Además, en estas fechas hay una invitación clara a hacer compras y la imposición de hacer un buen regalo que, para aquellos que pasan por una situación adversa económicamente, se convierte en una fuente de ansiedad y estrés. La acumulación de compromisos sociales, el cansancio general y la conciliación laboral y familiar en esta época del año tampoco ayudan a relajarse.

La tristeza en Navidad

En estas fechas son muchas las personas que no tienen familia con quien celebrar y se toman las uvas en soledad; hasta los que están rodeados de familiares con los que no se llevan bien. Ambos, pueden llegar a experimentar una sensación de soledad que llega a producir tristeza, rabia, ganas de llorar, desánimo, pocas ganas de hacer cosas, apatía, irritabilidad y sensación de estar más susceptibles.

Nuestro estado emocional puede afectar directamente a nuestra salud física. La Navidad es una época feliz, de celebración, de música y risas y no dejamos espacio para las lamentaciones. No tenemos permiso para sentirnos mal, así que ahogamos la tristeza con falsas sonrisas y reprimiendo por obligación la expresión de lo que sentimos. Cuando esto ocurre, no liberamos las emociones y éstas se alojan en algún lugar de nuestro cuerpo llegando a producir síntomas físicos como insomnio, dolores de cabeza, dolores musculares y problemas estomacales, entre otros.

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Ahora bien, aunque esta época del año tan puede aumentar los niveles de estrés y ansiedad, hasta el punto de un profundo sentimiento de angustia y tristeza, no desencadena por sí misma una depresión. Un trastorno depresivo en estas fechas suele venir de una inestabilidad previa en la persona a escala emocional que se ve intensificada por las situaciones más estresantes vividas en estas fechas (reencontrarse con familiares, regalos, comidas…). Son situaciones con mucha carga emocional. No poder cumplir con todo y con todos, por los motivos que sean, lleva a una frustración que puede hacer aflorar la sintomatología depresiva. Una falta de habilidades sociales, de autocontrol o de regulación emocional pueden costarnos la salud mental y física en Navidad.

¿Cómo podemos afrontar la nostalgia, ansiedad y tristeza en Navidad?

Aceptar nuestras emociones y sentimientos

El primer paso es aceptarlo y darnos permiso para estar tristes o para no sentirnos tan felices durante esos días. Cuando aceptamos lo que sentimos, no luchamos contra emociones que son útiles en estos momentos. Sentirnos tristes, con ansiedad o nostalgia en estas fechas tiene un sentido para nosotros que debemos valorar. En vez de luchar contra él, debemos colocarlo a un lado para poder caminar en esta época con ellos de nuestra parte.

Entender el por qué

También conviene tratar de entender por qué nos sentimos mal; evitar aspirar a la perfección en estas fechas, no focalizar toda la atención en las personas ausentes y recordar los buenos momentos vividos con ellas. Además, para evitar el estrés, es necesario prestar atención a la organización y hacer las tareas necesarias con la máxima antelación.

Agradecer los buenos momentos vividos

Por último, podemos aprovechar estas fechas para recordar también los buenos momentos y agradecer lo vivido, para agradecer nuestras decisiones de liberación, dejar ir, agradecer que avanzamos, que la vida sigue y que traerá nuevas oportunidades.

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