Te vi ayer
Te vi ayer, mientras pasaba en microbús por donde regularmente tomabas tu transporte (transporte que estoy seguro alcanzaste justo a tiempo pues la puntualidad nunca fue lo tuyo), Te vi, estoy seguro, llevando esa mochila rosa tejida completamente sucia pues siempre la dejas tirada en cualquier lado y aquel suéter verde que compramos juntos en la feria de tu ciudad al poco tiempo de conocernos. Te vi y llevabas las manos llenas con papeles de diferentes tamaños y colores que supongo eran prácticas para alguna clase en la que estabas, peleabas para mantener junta aquella montaña de hojas ¿recuerdas que siempre te dije que debías comprarte un portafolio? Pero tu te aferrabas a tu espíritu hippie (aunque lejos estuvo tu nacimiento de aquel sesentero verano del amor) y no querías gastar más dinero del necesario, aunque te complicaras un poco la vida.
Te vi y recordé lo duros que fueron para ti los días después que nos mudamos lejos de tu familia, recordé tus lágrimas, tus caras de tristeza, tus ojos que perdieron parte de su brillo, recordé lo que luchaste y luchamos, tu paciencia conmigo y tu mano en mi espalda… tus sueños que se volvieron míos.
Te vi ayer, como te he visto tantas otras veces desde que te fuiste dejándome solo en esa enorme ciudad llena de fantasmas extraños que toman tu forma y que se aparecen por todos lados solo para hacerme pensar en ti. —déjala, vete, múdate—me dirías si aún hablaras conmigo, pero si me voy de aquí ¿cómo estaré seguro que esos fantasmas de recuerdo se irán conmigo?, no creo poder soportar una soledad nueva sin su compañía, no creo poder soportar un silencio nuevo sin sus voces lejanas, no creo poder soportar un frió nuevo sin su falta de calor.