Haciendo una búsqueda por palabras clave en un fondo bibliográfico, me he topado con la realidad de que la palabra “autismo” solo difiere en una letra de “b-autismo”, en español.
En este blog hemos tratado el tema del autismo en varias ocasiones y, en algunas, precisamente sobre las dificultades que presenta el cuadro clínico por su variabilidad y complejidad, incluso desde la propia definición. Más recientemente, se ha “b-autizado” con la no menos imprecisa denominación de Trastorno del Espectro Autista, TEA para los aficionados a las siglas y los acrónimos.
Para el público en general, la incorporación del vocablo “espectro”, un anglicismo a su vez tomado de la Física de la luz y su descomposición en una miríada de colores, que no solo siete, no resulta del todo acertada. Espectro tiene un significado común fantasmagórico que los anglosajones resuelven parcialmente empleando “spectre” para los fantasmas y “spectrum” para el de los colores del arco iris. La imagen de un ente ominoso abatiéndose sobre el tierno desarrollo psicomotor de un niño o poseyendo su alma seguro que se ha presentado en la imaginación de más de uno.
Casi todas las informaciones reflejan un incremento en las cifras de la incidencia de autismo en los países desarrollados. En el gráfico que mostramos de https://www.focusforhealth.org/autism-rates-across-the-developed-world/ no figuran la cifras para España, pero otras fuentes la elevan a 170 casos por cada 10.000, una tasa de 1 por cada 59. Ello situaría España en el 5º lugar del mundo.
Existen, sin embargo, diversas controversias diagnósticas. La sistemática del diagnóstico es discutible y, especialmente, el diagnóstico precoz, para muchos la clave del éxito en la aproximación terapéutica. El acuerdo sobre métodos de despistaje (screening) para aplicar a toda la población infantil dista de ser unánime (http://www.medscape.com/viewarticle/851077?nlid=88741_455&src=wnl_edit_medn_peds&uac=45839CV&spon=9&impID=843061&faf=1)
Si el Trastorno del espectro autista viene a ser como el epítome de los trastornos de la socialización en la infancia, asociado o no a defectos del neurodesarrollo, la vigilancia y atención a la aparición de síntomas debe ser objeto de preocupación de todos los profesionales implicados en la atención de los niños pequeños.
X. Allué (Editor)