Publicamos hoy domingo, en lugar del sábado habitual, el post de esta semana, debido a que ayer sufría en sus momentos de máximo apogeo un proceso gripal que alcanzó cotas de 39º en sus peores momentos. Se ve que el estar rodeado de mucha gente afectada desde finales del año, finalmente me afectó y mi organismo no pudo resistir tantos envites derivados de tanto enfermo colindante. Hoy, por fortuna, estamos algo mejor y con la fuerza suficiente como para publicar el presente artículo.
Tampoco es que Tears For Fears tengan una discografía excesivamente amplia, ya que en los prolíficos años 80 iban a un ritmo de editar disco cada 3 o 4 años, o cada 2 como muy pronto. En todo caso que solamente hubieran pasado por aquí en 3 años y medio de existencia de blog en una ocasión, con la revisión de su 3er. trabajo “The Seeds Of Love”, me parece una representación exigua por su parte teniendo en cuenta la aceptación que siempre han tenido musicalmente en mi foro interno o lista de preferencias.
¿Saben qué? Aunque la idea de hacer un post sobre quizás su considerado mejor disco (aunque cada día que pasa “The Seeds Of Love” se iguala más en nivel de críticas), el “Songs From The Big Chair” de 1985, la tenía desde hace tiempo, ha habido un hecho que ha provocado que saliera del subconsciente donde había quedado anclada u olvidada para ver hoy la luz. El hecho en sí fue ver el otro día (solamente a cachos, ya que entera no se me permitió) la película “Los Amigos De Peter”. Una película perfecta para visionar en nochevieja, no porque recree o ilustre perfectamente los sentimientos de esa noche (que en parte también), sino básicamente porque la acción se desarrolla en esos días de celebración.
Si alguien ha visto mi perfil de Blogger, Facebook o Tuenti, habrá comprobado que esta es una de las pocas películas mencionadas entre mis favoritas. Y así es, ya que aparte de ser bastante emotiva y llegar a tocar muy sutilmente la fibra sensible en ciertos momentos, dispone de una banda sonora (concretada en una selección de canciones pop/rock, no en una música creada al efecto) que encuadra perfectamente con los momentos vividos o representados. Sin ánimo de ser demasiado spoiler (a mi me repatea que me chafen la más mínimamente importante escena de una película que no he visto, con lo que si son así pasen al siguiente párrafo), da la casualidad de que un gran momento de cariz documental lo protagoniza el temazo “Everybody want to rule the world” de Tears For Fears cuando se hace ese resumen de imágenes del decenio transcurrido entre 1982 y 1992 (tiempo que media entre la última vez que se vieron los amigos protagonistas y la actual reunión urdida por Peter). Y fue gracias a esta película como en su día (a finales de los 90, ya que la película no la vi en sus días de estreno, aunque sí parcialmente en el 94 en vhs en una reunión navideña en casa de mi familia) se me levantó el interés por Tears For Fears.
No obstante, hasta que me compré “Songs From The Big Chair” (mes de junio de 2003 si no recuerdo mal en el Hipercor de Alcalá de Henares) pasaría un tiempo, y antes me fui haciendo con el “Tears Roll Down” (recopilatorio del grupo) y me harté de ver el videoclip de la canción mencionada que forma parte de la banda sonora de “Los Amigos De Peter” tras conseguir la captura del clip en la Vh1. No obstante, antes de comprarme cualquier ítem discográfico de Tears For Fears descubrí que “Shout” también era un tema del grupo incluido en el mismo lp, con lo que en esos momentos “Songs From The Big Chair” se situó como cd básico para comprarme cuando fuera posible (en aquellos días tendría que estar descatalogado y tardé un tiempo en ver cómo aparecía en las tiendas, supongo que motivo de alguna reimpresión, que no remasterización, ya que la deluxe edition llegó más tarde).
Últimamente no suelo hacer introducciones personales de mi relación con la música, pero en este caso fue algo muy personal y relevante y lo he estimado oportuno. Pasemos a hablar brevemente de los antecedentes. Curt Smith y Roland Orzabal habían ofrecido un debut interesantísimo con “The Hurting” de 1983. Un disco en el que los matices electrónicos tenían su importancia, pero no os encontrábamos ante un grupo de techno pop ni mucho menos. Canciones como “Mad world” (versionada hasta la saciedad en nuestros días), “Pale shelter” o “Change” dieron lugar a 3 clásicos de su repertorio y a correspondientes singles bastante apañados.
Hablar de formación clásica en Tears For Fears puede parecer una broma, pero si consideramos a alguna alineación como la misma, precisamente considero a la de “Songs From The Big Chair” como la titular, compuesta por Smith y Orzabal como bajo y guitarrista respectivamente y los 2 como vocalistas, Manny Elias a la batería y el imprescindible Ian Stanley en los teclados. Este cuarteto elaboró un gran disco, que quizás a día de hoy no este muy valorado, o quizás todo lo que se mereciera; de este asunto y el hacerlo extensible a la propia banda hablaré al final del post. Ahora pasemos a la música, que ya habido por hoy demasiado rollo como antecedentes entre lo intrínsecamente personal y lo correspondiente al grupo.
Ya desde el comienzo con esa inquietante percusión y la intensidad y solemnidad de Roland Orzabal al micrófono en los primeros compases del clásico “Shout”, dejan claro que no estamos ante un disco vulgar. El entramado electrónico se va recargando poco a poco a medida que Orzabal sigue remarcando esa terapia psicológica de “¡Grita! ¡Grita! Deja que salga todo fuera…”. Hay una parte instrumental de corte experimental que antecede a la 2ª mitad de la canción realmente notable, pero si destacamos un momento instrumental sin lugar a duda es el solo de guitarra de la parte final de Roland, el cual se representa en el videoclip con el propio Orzabal disparando con su guitarra esos acordes en la cima de los acantilados del sur de Inglaterra donde está grabado el clip; en el mismo, a modo de curiosidad, resulta muy gracioso ver al líder ruso Vladimir Puttin entre la gente que está junto al grupo en las imágenes en estudio. Un tema rotundo, potente, capaz de devolver a un muerto a la vida y un descargo de adrenalina acorde con lo que se reza en la letra. Sublime y uno de los mejores temas de Tears For Fears de su historia. Número 1 como single en los Estados Unidos; no podía ser de otra manera. La perdida línea de saxo tan maravillosa que nos encontramos tras el fade out de “Shout” es la introducción a la también intensa (y a ratos muy emotiva) “The working hour”, que en sus primeros retazos instrumentales se muestra con un carácter ensoñador que no tendrá en su desarrollo. La percusión y batería sigue la línea de “Shout” y los teclados se muestran incisivos e igualmente rotundos para conformar una joya oculta del disco. La voz corre nuevamente a cargo de Roland Orzabal, que en este disco ya demostraba que iba arrinconando cada vez más en esas tareas a su compañero y co-líder el bajista Curt Smith. El estribillo me gusta mucho y es donde el tema tiene ese ligero giro a lo sentido y emotivo. Sin duda otra canción de bombo y platillo con una instrumentación sobrecogedora. El disco ha comenzado con 2 temas muy largos en duración (6 minutos y medio cada uno) y se empeña en seguir dejándonos con la boca abierta, ya que llega el turno del 2º clásico histórico de la obra. Ya he mencionado algo en la introducción de “Everybody wants to rule the world”, que en su letra no era nada ingenua, ya que se abordaba el contexto de la guerra fría y la ambición. Se deja de lado la contundencia sobre todo de “Shout” y también presente en “The working hour” para afrontar la emotividad, la cual florece desde sus tecladitos iniciales y esos sintetizadores que surgieron de la cabeza de Orzabal de la forma más espontánea posible, tal como explicaba en un dvd que existe por ahí sobre este disco que hoy nos ocupa. Aquí es la voz más suave y dulce de Curt Smith la que se encarga de llevar ese ritmo y entonación tan melódica y tan sentida que a medida que avanza la canción va aumentando. Acojonante es el momento en el que las guitarras se endurecen y Curt dice esa parte brutal (que no a mucho tardar comentaré en el blog “¿Canciones o lecciones?” en el que participo) “hay una habitación donde la luz no te encontrará, cogiéndote las manos mientras que las paredes se vienen abajo. Cuando ellos actúen estaré detrás tuya”, que en parte me recuerda al “cuando no esté, lo estaré en espíritu” de la contemporánea “Shake the disease” de Depeche Mode. El videoclip, que alterna imágenes del grupo en estudio tocando y a Curt Smith por Palm Springs conduciendo un descapotable verde, es otro fotograma clásico y muy acertado de los años 80 y de la historia de la música. ¿Querrán creer que casi hasta se me saltan las lágrimas mientras que escucho el disco y escribo estas líneas con las guitarras finales de este tema? Pues sí, no me ruboriza. Me emociona mucho este tema, pero la liviandad de la popera y enrevesada “Mothers talk” evita que vaya a más la cosa. Esta canción fue el single de adelanto, que ya vio la luz durante el año 1984, y que muestra a los Tears For Fears más experimentales y profesando una mezcla de rock y techno pop cuanto menos arriesgada y nada convencional. A un gran disco tampoco le viene mal un poquito de baile y eso es lo que te ofrece esta “Mothers talk”, con Roland Orzabal volviendo a las tareas vocales.Y del movimiento pasamos a la mesura e intimismo que vienen de la mano de la nocturna balada “I believe”. Un ejercicio desnudo, que a priori parece que lo ejecuta al micro Smith, pero no, es nuevamente Orzabal, que este disco estaba muy tirano con lo de ejercer como vocalista principal. La lenta batería a cargo de Manny Elias, se sirve tan solo de unas notas de piano, que vienen a adornar esta joyita que también se ganó los galones de salir al mercado como single. Ya era hora de otro golpe de energía y “Broken” arrasa en el total de los segundos que dura. No en vano, retornará dentro del surco de la siguiente “Head over heels” en versión en directo para rubricar una suite muy particular que forma con otro de los singles de la obra. Y es que “Head over heels” fue escogida por ejemplo para formar parte de la gran película “Donnie Darko”. Es la canción más pop en sentido estricto del disco, la más accesible sin lugar a dudas y en parte ayudó el simpático videoclip con el grupo trasteando en una biblioteca, con Orzabal estando detrás de una bibliotecaria por la que bebe los vientos. En dicho videoclip sorprende lo gordo que aparece Ian Stanley (sobre todo en comparación con el videoclip de “Everybody wants to rule the world”) y me hace mucha gracia cuando le aparece el teclado y comienza a tocar con cara de pocos amigos. No menos tronchante es ver al rabino de Manny Elias dando vueltas por la biblioteca y a Curt Smith haciendo amistado con un chimpancé. Se termina con la sutil “Listen”, de la cual también hablaban largo y tendido en el documental en dvd que hay del disco los protagonistas de la obra. No sé por qué me evocaba a la parte en versión original de “12 Hombres Sin Piedad” cuando Ed Begley se queda solo en sus razonamientos con sus otros compañeros de jurado y dice 2 veces lo de “Listen”. Es un buen epílogo, instrumental de no ser por los coros de los que se vale y alguna leve frase que susurra Roland, bastante ensoñador en su envoltura y con un vago halo de fantasía, desvirtuado cuando acto seguido vienen los bonus tracks que normalmente incluyen todas las ediciones en cd de la obra. Si hacen el ejercicio de parar aquí un rato, y a los 15 minutos continuar con las propinas, mejor que mejor. La mayor parte de los temas añadidos son instrumentales bastante experimentales y contundentes, a las que cuesta su tiempo cogerles el punto, se lo advierto; entre ellas “Empire building”, “The marauders” o “The conflict” por citar algunas.
El disco es curioso que tuviera mayor éxito en los Estados Unidos que en Inglaterra y que de igual manera funcionaran sus singles, ya que los 2 principales “Shout” y “Everybody want to rule the world” fueron números 1 en el Billboard y en los charts británicos se quedaron 2º y 4º respectivamente. El disco permitió al grupo vivir de sus rentas y promoción durante mucho tiempo, ya que pasarían 4 años hasta el regreso del grupo con “The Seeds Of Love”.
El que fuera el siguiente disco de Smith y Orzabal, en el cual ya no se encontraban como integrantes ni Elias ni Stanley, llega de sobra al nivel de calidad y excelencia que tiene el protagonista del post de esta semana. Luego llegarían las desavenencias entre Curt y Roland, resultando la marcha del bajista y vocalista, para dejar a Orzabal al frente de Tears For Fears en los años 90, editando 2 discos que tampoco están mal “Elemental” y sobre todo destaca “Raoul And The King Of Spain”.
“Songs From The Big Chair”, de portada con fotografía en primer plano de Curt Smith y Roland Orzabal, es un gran álbum. De los mejores de los años 80 y de la historia de la música. Simplemente reparando en el hecho de que incluya en su interior a “Shout” y “Everybody wants to rule the world” sería suficiente para que reparen en su grandeza, pero el caso es que el resto de composiciones le van perfectamente a la zaga. Si no lo creen, perciban el hecho de que de las 8 canciones que lo componen, 5 fueron singles, llegando a posiciones muy altas en las listas.
En nuestro programa de radio volvemos a los “estrenos” los miércoles y éste podrán escuchar la 1ª parte del Especial Mecano que hicimos ya hace un tiempo. Será a las 21.00h en &radio de Torrejón de Ardoz y a las 23.00h en RUAH. Además, informarle que el sábado 14 volveremos también a recuperar los coloquios en directo a las 16.00h en la sintonía de &radio. The Human League y su disco “Crash” serán el objeto de análisis para parte de los contertulios habituales de nuestro programa.