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He disfrutado mucho más de la obra de Andrew Bovell que de la de Mayorga. Sin embargo acudí con más convencimiento a la de este último que a la del primero. La trayectoria del actual director de La Abadía me inducía a ello pues he sido testigo de magníficas obras suyas como La tortuga de Darwin que me encantó; El mago; El chico de la última fila, ¡interesantísima!; o El Golem, que vi no hace tanto y que me pareció más compleja y filosófica que las otras tres.
Maria Luisa
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El planteamiento del que parte la obra me pareció muy interesante, así como la actuación de los actores me pareció justa sin ser sobresaliente. Sin embargo creo que la obra no acabó de entusiasmarme al fallar en mi opinión la puesta en escena. El decorado me pareció de una simpleza propia del teatro de marionetas, la distribución de espacios sobre la tarima de la sala principal de La Abadia no me ayudó para nada a meterme de lleno en la obra, incluso la mímica realizada por la actriz principal en sus desplazamientos dentro y/o fuera del edificio me pareció de una simpleza excesiva. El propio Mayorga en el programa de mano justifica esta puesta en escena en el intento de identificar vejez y pérdida de facultades con el mundo infantil; de ahí esa sensación de teatro colegial, de caricatura, de teatrillo de títeres. No sé, el caso es que a mí no acabó de convencerme.
Tampoco me convenció desde el punto de vista argumental ese mostrar a los ancianos siempre como seres insatisfechos, personas que han pasado por la vida sin haberla degustado debidamente. Son tantas las veces que, en nuestra propia realidad, tales mensajes son lanzados por unos y por otros que, al menos a mí así me sucede, la propia reiteración de los mismos consigue hacerlos pocos creíbles. En este sentido María Luisa vivirá en su imaginación y fantasía cuantas cosas no ha vivido en la realidad: la diversión a través del baile en locales tenidos de mala nota, la pasión por la conversación, e incluso la culminación del deseo.
Canción del primer deseo
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Y es que esta obra va de historia, de la necesidad de asumirla, de no arrinconarla. Es un repaso de la historia reciente de España desde la Guerra Civil hasta nuestra inmediata actualidad pasando naturalmente por el franquismo y sus consecuencias: el exilio, la pérdida de identidad, los abusos cometidos, el restañar de las heridas... Pero lo mejor es que todo esto lo hace el autor combinando a la perfección tres generaciones de seres que pivotan en torno a Camelia, madre de dos mellizos (Julia y Luis), que la cuidan en la vieja casa que fuera de su padre, funcionario relevante de la policía franquista. Camelia es hermana melliza a su vez y se vio separada de su hermano por culpa de esta represión. Todo, al inicio de la representación, va como de costumbre: los hermanos Julia (Pilar Gómez) y Luis (Jorge Muriel) lanzándose pullas a propósito de la mayor o menor implicación en el cuidado de la madre senil; el jardín con el brocal del pozo en medio aparece descuidado y sucio por demás; y al fondo un muro desportillado.
Todo cambia cuando Luis se presenta un día en casa con un joven colombiano (Borja Maestre) al que acaba de contratar -le dice a Julia, si bien ella vislumbra en la cara de Luis el deseo- para cuidar a la madre. Este inmigrante es un revulsivo en la vida de esta familia despertando recuerdos voluntariamente enterrados en la madre, deseos eróticos hacia él en ambos hermanos y evocaciones del duro pasado vivido por la madre de Camelia cuyo marido -el padre de Camelia, pues- fue fusilado y la madre tuvo que elegir entre ella -Camelia- o el hermano. Eligió al hermano y con él en brazos partió al exilio. No quiero contar más pues uno de los alicientes de la representación nace de la pura narratividad contenida en la misma. Los descubrimientos y giros argumentales tienen su importancia y mantienen vivo el interés del espectador.
Esta narratividad que señalo hace que aparezcan en la representación de apenas 90 minutos una infinidad de asuntos que, creo, provocan el descreimiento y cargan la obra de cierta inverosimilitud. ¿Cómo es posible que tantas cosas le hayan ocurrido a este ramillete de seres: apropiación de bebés por gerifaltes del Régimen, represión política, torturas, represión de la homosexualidad, explotación sexual y abusos sexuales en el seno de la familia, desprecio a los inmigrantes... Luego también hay un abuso, por muy metafóricos que sean, de tópicos (Goya, Luis Buñuel, García Lorca...) y de imágenes: el pozo al que se ha ido echando toda la basura hasta cegarlo, pozo que el joven colombiano se ofrece a limpiar; los mellizos que representan esas dos Españas en conflicto permanente; la anciana sin memoria que es el país que ha decidido voluntariamente olvidar; el homosexual y su identificación con Lorca; etc.
En mi opinión son demasiados mimbres para cesto tan pequeño. Pienso que Andrew Bovell debería haber elegido otro formato literario -el de la novela, por ejemplo- para acoger en varios cientos de páginas lo que en hora y media no tiene cabida. Pese a esta objeción he de decir que la manera de entretejer todos estos materiales me pareció perfecta. Creo que el director Julián Fuentes Rita borda una puesta en escena perfecta.
Otro tanto en cuanto a perfección puedo decir de los cuatro actores que dan vida a los personajes de estas tres generaciones de seres. Los cuatro se transmutan debidamente cuando dejan de ser Luis, Camelia, Julia y el inmigrante colombiano, y pasan a ser el padre franquista, la madre despojada de su hija, la hija amable de la pareja autoritaria, y/o el represaliado político torturado por la policía. Los cuatro, como digo, están muy bien. Son ellos, junto a la muy buena escenografía e iluminación, los que sostienen una obra que, como ya he dicho, se desmanda en el número de asuntos que toca.
El poema lorquiano es bellísimo. No me resisto a colocarlo aquí como cierre de esta reseña doble:
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