La exploración ecográfica de la mama debe ser realizada con un ecógrafo de la mayor calidad posible, que incluya sondas lineales de banda ancha de alta definición, con frecuencias entre 7.5 y 12 MHz.
Tras realizar asepsia de la piel con povidona yodada, que sirve además como agente transmisor del ultrasonido, y tras la anestesia superficial y del trayecto de la aguja, se introduce la misma, aproximadamente a 1-2 cm del borde estrecho del transductor, utilizando la técnica de “manos libres” (“free hand”), en la que el radiólogo mantiene con una mano el dispositivo de punción y con la otra la sonda de ultrasonidos.
BIOPSIA PERCUTANEA GUIADA POR ULTRASONIDO
Para ver la aguja en toda su longitud es esencial que el eje de esta sea paralelo al plano de los ultrasonidos, es decir, paralelo al borde largo del transductor. Para conseguir esta alineación paralela se deben de mover alternativamente tanto la aguja como la sonda de ultrasonidos.
Cuando se utilizan dispositivos automáticos de trucut, hay que tener especial cuidado en una adecuada alineación con la lesión, paralela a la pared del tórax, ya que el disparo del trocar interno es incontrolable y así se evitan potenciales complicaciones.
Una vez que la punta de la aguja se sitúa a escasos milímetros de la lesión se realiza el disparo y, antes de avanzar la cánula externa para conseguir el corte, se recomienda reacomodar el trocar en el centro de la lesión para conseguir así la mayor cantidad de tejido posible. Una vez obtenida la muestra, la aguja es retirada para verterla en un pequeño contenedor con una solución de formol al 10%. Usualmente se precisa de un mínimo de tres muestras para obtener buenos resultados.
Es importante que durante el procedimiento nos aseguremos del adecuado pase por la lesión y de que las muestras no flotan en la solución de formol, lo que indica que su contenido de grasa es escaso o ausente.
RESULTADOS
En la mayoría de las series publicadas, la seguridad diagnóstica de esta técnica es muy alta: superior al 95%.