El que la pila de tu celular explote puede es peligroso, puede generar lesiones, quemaduras e incidentes letales. No significa que estos dispositivos, de uso diario, sean propensos a incendiarse en cualquier momento.
En 2016, Samsung lanzó el prometedor Galaxy Note 7. Un mes después, iniciaba su retirada tras varias denuncias de usuarios de explosiones debido a la batería.
El caso acaparó titulares por la importancia de la marca, cuyos proveedores cometieron errores que no fueron detectados en las pruebas de calidad previas a la venta.
Aunque se habló de explosiones, lo que se producía era una deflagración, un chisporroteo -- un fenómeno que se produce en un aislante cuando el campo eléctrico es más importante de lo que puede soportar este aislamiento y como consecuencia se forma un arco eléctrico -- que sobrecalentaba y deformaba la batería.
No fue o es un problema exclusivo de esta marca, pero en este caso los accidentes conocidos fueron muchos más de los esperables en un producto complejo y potencialmente peligroso como una batería de litio , que posee una enorme densidad de energía para durar lo máximo posible.
Las baterías se componen de paquetes formados por cientos de diminutas celdas.
En cada una de ellas se produce una reacción química que genera energía o que la almacena durante el proceso de carga. Iones de litio se mueven en un electrolito desde un ánodo a un cátodo (o viceversa), descargando o acumulando la energía en el proceso.
Debido al alto nivel de miniaturización y lo complejo del proceso de fabricación, o por un golpe o una perforación, a veces el ánodo y el cátodo entran en contacto directo y producen un cortocircuito.
En este caso, hay riesgo de que la celda se sobrecaliente y expanda, lo que afecta a las adyacentes e inicia una reacción en cadena que produce la explosión.