En el marco del III Foro Clúster de Salud realizado en Medellín, Colombia,
médicos, representantes de estado e instituciones de salud de diferentes países
de América Latina llegaron a la misma conclusión: además de mejorar procesos y
traer cambios importantes en términos económicos, las nuevas tecnologías en
salud son el presente y el futuro próximo del sector
Por
Natalia Ospina Vélez
Durante el evento y de principio a fin una cosa sí quedó clara: la tecnología es
aliada indiscutible de los sistemas de salud. La razón es muy sencilla, a través
de las TIC´s es posible identificar oportunidades, eliminar barreras, disminuir
costos, mejorar los tiempos de respuesta y, por supuesto, ayudar a las
instituciones a entregar valor mejorando la experiencia del paciente. Sin
embargo, implementarla no es asunto fácil, pues es necesario, primero, que tanto
los prestadores de salud como el Estado se apropien de la tecnología y no la
asuman como un gasto. En segundo lugar, es fundamental que, el personal de la
salud deje de verla como una amenaza, como ese fantasma que los va a reemplazar
en un futuro cercano.
Y es que, para romper estos paradigmas, los expertos que se reunieron a discutir
los temas fueron concretos y coincidieron en afirmar que con esta nueva
revolución los costos van a continuar. “Todas las tecnologías nuevas incrementan
costos y tenemos miedo a que nos vendan algo que no es útil. Sin embargo, hay
algunas herramientas que no necesariamente aumentan costos y se pueden
implementar vía tecnológica porque ya se sabe que funcionan, por ejemplo, el
monitoreo de enfermedades crónicas. Sin duda, de la tecnología nos podemos
agarrar para mejorar la salud de nuestros enfermos”, señaló Florencia Rolandi, asesora
en salud de la Subsecretaría de Gobierno Digital del Ministerio de Modernización
de Argentina.
Pero ¿cómo saber qué tecnología es útil y cuál no? Aunque la respuesta pareciera
obvia, la selección no lo resulta tanto. Durante el debate quedó claro
que apropiarse de la tecnología trasciende el simple hecho de comprarla, pues
por sí sola no resuelve los problemas de salud ni de sostenibilidad. “El foco de
esta transformación debe estar en la capacidad tecnológica de entregar
información a los pacientes. Hay que preguntarse a quién se le va a resolver el
problema, cuál es el entorno en el que se desenvuelve, qué problema tiene y cómo
viven esos actores. No compremos tecnología sin antes haber entendido el
problema”, apuntó Félix Rubio, director de ingeniería para la industria de valor
de SAP Norte de América Latina en Colombia.
Por su parte, Jaime Calderón Herrera, director ejecutivo del Instituto de
Evaluación Tecnológica en Salud, IETS de Colombia, advirtió que, aunque el ser
humano está fascinado con las nuevas tecnologías, su uso hay que racionalizarlo
y basar la decisión de adquirirla en su costo efectividad, no en lo caro o
barato que pueda ser. “Hay que hacer un uso inteligente de las tecnologías, nos
demoramos mucho en implementar tecnología útil y compramos mucha basura
tecnológica”.
Mejora la relación médico-paciente
Esa fue otras de las conclusiones a la que llegaron los expertos durante los dos
días de realización del foro. La salud digital, sin duda, revolucionará el
mercado, no solo por las herramientas que de ella puedan derivar sino por la
cercanía que médicos y pacientes logren a partir de su uso. Así lo dijo Felipe
Barjud, médico del grupo de informática e innovación del Hospital Israelita
Albert Einstein de Brasil, al asegurar que a través del uso de algunas
aplicaciones que hay disponibles en el mercado es posible mejorar,
significativamente, el cuidado de la salud de las personas. Incluso, favorecer
los procesos y flujos dentro de las instituciones, gracias a que la adquisición
de datos a través del uso de algunas herramientas puede tornarse una solución
más costo efectiva.
Y aunque los ejemplos son múltiples, un punto importante que destacó el
especialista gracias al uso de la tecnología es la dosificación de los
medicamentos. “La salud en la nube nos permite, por ejemplo, ayudar en la
monitorización de la salud dentro de un hospital y así acceder de manera
oportuna a los datos que necesita el médico. Si tenemos, por ejemplo, clara la
información sobre la presión arterial de un paciente podemos tener control
efectivo en la dosis de los medicamentos y así, por supuesto, optimizar su uso.
Incluso, en otros casos, nos permite hacer análisis epidemiológicos, desarrollar
acciones de prevención y monitorización, todo esto con el propósito de favorecer
la salud de la población. Tener datos en la nube y herramientas para sincronizar
la información nos permitirá, sin duda, identificar nuevas oportunidades”.
Lograr todo esto depende de dos acciones básicas: medición y seguridad. La
primera para garantizar evolución, pues lo que no se puede medir no se puede
mejorar. La segunda porque conservar los datos y la información no depende,
precisamente, de la nube sino del manejo que cada usuario dé a las aplicaciones
tecnológicas, “las fallas dependen del consumidor no de la nube en sí, pues por
sí sola ella ya da garantías de seguridad en los datos”, concluyó Barjud.
Salud, digitalmente las más atrasada
Aunque debería ir al mismo nivel de otros sectores que avanzan a pasos
agigantados en términos de tecnología, la salud va despacio, casi insegura, se
niega a tomar riesgos. Y aunque esto último puede deberse a que se habla de
vidas humanas, los emprendedores invitan a médicos e instituciones propias del
sector a intentarlo, a generar más conexión entre los profesionales de la
industria y las start ups.
Ariel Cortés Martínez, profesor investigador del área de administración de salud
de la Pontificia Universidad Javeriana de Colombia, reflexionó sobre el origen
de las apps: la gran mayoría vienen de iniciativas individuales, de sectores
ajenos a la salud, “el gremio le tiene miedo a hacer consulta por un
dispositivo, el riesgo es un paradigma que hay que romper. Sin duda, las apps
acercan al usuario a los médicos así que mi pregunta es ¿serán necesarios en el
futuro tantos hospitales? La preocupación del paciente no está en el hospital
sino en el lugar que frecuenta siempre. Así las cosas, el whatsapp, por ejemplo,
podría ser una alternativa para acercar al médico con el paciente”.
En definitiva, innovar es la opción más segura y efectiva para el sector, por lo
menos, así lo dicen quienes ven en las nuevas tecnologías la salida a la crisis
que, en algunos países de América Latina, hay en términos de salud. “Tenemos que
pensar en cosas diferentes, lo tradicional no está siendo suficiente para
resolver las cosas complejas de salud. No hay camino de vuelta. Hay que usar
metodologías más rápidas”, advirtió Jefferson Gomes Fernandes, director general
de educación y ciencias del Hospital Oswaldo Cruz de Brasil.
¿Cómo lograr todo esto? La emprendedora Luisa Ribeiro, CEO y fundadora de Gema
Ventures de Brasil, indicó que es importante que dentro de las instituciones
haya un área de innovación externa para mirar lo que hay alrededor e inspirarse
en otras soluciones que no están siendo pensadas en casa y han sido concebidas
para industrias diferentes.
Por su parte, Javier Cardona, CEO de 1doc3 señaló que con estas innovaciones los
ganadores son todos: pacientes y prestadores de servicios de salud. “La
tecnología nos permite nivelar y en esto las oportunidades son para todos. Los
perdedores serán los que crean que esto no está pasando”.
En conclusión, las start ups y el sector de la salud, deben convertirse en
aliadas; no pensarse como amenaza sino como punto de apoyo; no como reemplazo
sino como ayuda. Queda claro que con esta dupla y bajo el concepto de telesalud
o telemedicina, además de aumentar el acceso a los servicios de salud se logra
mayor rentabilidad, reducción de costos, así como seguridad y calidad en el
servicio.
Y como concluyó Ariel Cortés Martínez, “hay que terminar con ese rompimiento
entre el ecosistema científico e innovador”.
Leído en eHealth Reporter
Revista Ciencia
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