Revista Comunicación

Tecnologías en la gestión del riesgo

Publicado el 01 febrero 2020 por Solano @Solano

La catástrofe del desbordamiento del rio Frío en Floridablanca se nos restriega nuevamente en la cara como un mensaje contundente de la naturaleza: “Ustedes lo están haciendo mal y lo peor es que podrían evitarlo”.

En efecto, son muchos los desastres naturales que se podrían evitar, o al menos mitigar, con un uso inteligente de las TIC. Existen diferentes dispositivos con conectividad que pueden informar en tiempo real todo tipo de alerta a los organismos encargados de prevenir a la población, y, de igual forma, mediante aplicaciones en los móviles se puede mantener informada a la ciudadanía ante la posibilidad de alguno de estos eventos.

Por ejemplo, existen sensores que permiten medir el incremento en los niveles de los ríos y que, en la medida en que se alcance cierta cota, disparen una alarma electrónica y sonora para los habitantes cercanos a las riberas.

La información es fundamental para salvar vidas como no ocurrió en Armero en 1986 cuando por más advertencias que hicieron los científicos, las autoridades no atendieron oportunamente.

La Brigada Digital, una iniciativa que nació con la ola invernal de 2010 y que lamentablemente dejó de ser apoyada por MinTIC en 2019, ha sido vital para la prevención y atención de emergencias al gestionar ayudas humanitarias y producir información para los ciudadanos, y para los organismos de socorro, como ocurrió en las emergencias de Salgar y Mocoa cuando se realizaron mapeos con drones y se superpusieron esas imágenes con los registros satelitales para ubicar puestos de salud, rutas de evacuación y otros recursos.

Colombia, lo anunció la ministra Sylvia Constaín en diciembre del año pasado, contará con la Red Nacional de Telecomunicaciones de Emergencia, un sistema de comunicaciones que beneficiará a los colombianos, especialmente a quienes habitan en las zonas rurales. Esta red permitirá a las organizaciones de emergencias, comunicarse y atender las situaciones de forma efectiva y oportuna a pesar de que las redes de telecomunicaciones públicas estén afectadas.

Con las TIC, la gestión del riesgo puede atenderse antes, durante y después de una situación, pero resultan claves la visión, el compromiso y la voluntad política.

Nota: Esta columna fue publicada originalmente en Vanguardia el día 30 de enero de 2020


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