En una época en la que prevalecen las nuevas tecnologías y se agrandan las posibilidades del ser humano, no podía faltar, como lo lleva haciendo desde hace medio siglo, el Teléfono de la Esperanza. En él siempre hay alguien dispuesto a escuchar y ayudar durante las 24 horas del día y los 365 días del año. Quien llame se encontrará con una asociación que se declara apolítica, aconfesional y no lucrativa. Asimismo, hallará personas que inspiran su buen hacer en unos principios de gratuidad de los servicios, anonimato, confidencialidad y respeto a la intimidad.
Las líneas telefónicas son atendidas por voluntarios con una actitud de escucha y dotados de una gran consideración por los problemas de la gente. Su preparación requiere de una amplia formación, que consta de al menos tres etapas: crecimiento personal, comunicación interpersonal y relación de ayuda, además de otros cursos complementarios organizados en colaboración con otras instituciones.
A través del teléfono y por medio de una escucha activa los miembros que atienden las líneas pretenden "contribuir a la mejora de la salud emocional de las personas". Para ello cuentan con equipos de profesionales que tratan de promover el buen estado de ánimo y, de modo especial, ayudar a aquellas personas inmersas en procesos de crisis individual, familiar o sico-social.
Para esos momentos de soledad, decaimiento, fracaso o necesidad imperiosa de estar con alguien existe el Teléfono de la Esperanza y tras él siempre una voz amiga, dispuesta a escuchar y dar ánimos, con la ilusión de que pueden ayudar desde el anonimato y con el convencimiento de que las personas disponemos de recursos propios para salir de las crisis.
telefonodelaesperanza.org