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TELEGASTRONÓMICOS (por Lalo Monsalve)De un tiempo a esta parte, proliferan como hongos en diversas cadenas de TV distintos programas, documentales y concursos sobre elaboración de tapas y comidas varias.Sin duda, para mí lo más terrible es el maltrato psíquico que reciben algunas de las personas que se presentan a "castings", deseosos de ser seleccionados como participantes en uno de esos inefables concursos y que, finalmente, lo consiguen. Les hacen sufrir lo indecible y llegan a sentirse como verdaderos inútiles.Pero no podemos olvidar tampoco el pérfido mensaje subliminal que se esconde tras la pantalla del televisor: "Nos lo pasamos la mar de bien preparando unos cuantos deliciosos platos de diseño, mientras los comedores colectivos de transeúntes están a rebosar".Esta situación destila una enorme hipocresía. Tenemos ocho millones de pobres en España, de los que casi dos millones son niños mal alimentados, y nos dedicamos a bombardearles con "bocatti di cardinali" a barullo. Estimulamos su insalivación con descaro, al tiempo que, frente a "la caja tonta", en el seno de muchas familias de inmigrantes el que puede moja un trozo de pan, más o menos duro, en un huevo frito, con alguna patata en tiras a modo de guarnición, si hay suerte. Está claro que este tipo de plato no puntúa nada en los concursos y sus cocineros no tienen futuro alguno como reputados chefs de cocina.Lo más curioso es que casi nadie (he leído algún artículo aislado denunciando la situación) se hace eco de este tipo de ocio que clama al cielo. Al contrario, hay tortas para ser el mejor haciendo tortitas con nata, adobadas y adornadas con quién sabe qué nueva chorrada alimenticia. El mensaje sigue calando hondo y en muchos hogares se compite por llegar a ser un gilimasterchef a lo bestia.En fin, que les aproveche a ustedes, señores y señoras.
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