Mientras piensas en los desafíos tras la pandemia, hay una cosa clara, la vuelta a la normalidad va a ser todo menos normal para los puestos de trabajo de oficina.
El nuevo entorno de trabajo va a ser un sistema mixto entre presencial y teletrabajo, y con menor contacto social – contactless-, y distanciamiento de los puestos de trabajo, y conectividad inalámbrica.
Vamos a tener que acostumbraros a nuevos sistemas de trabajo con cambios rápidos y flexibles, para lo que todo debe estar preparado, e integrado con repositorio de usuarios actualizados y todo monitorizado.
La pandemia ha dado de lleno en la transformación digital del puesto de trabajo, y no sirven apaños como:
•Uso de programas de gestión remota para tomar control del ordenador de la oficina desde el ordenador de casa. ¿dos ordenadores?.
•Desviar el teléfono fijo de la oficina al teléfono móvil ¿doble gasto?.
•Dejar que los ordenadores portátiles que vienen de viaje se conecten a la red VPN o a la red local sin ningún tipo de control, más allá del antivirus del PC ¿seguridad?.
•Dejar las aplicaciones en la nube protegidas únicamente con un usuario y contraseña, y sin firewall o VPN. ¿seguridad?.
Tendremos que adaptar nuestro entorno de trabajo en oficina y en el hogar. El teletrabajo nos puede dar calidad de vida, pero también puede esclavizarnos y no poder desconectar del trabajo. Nosotros mismos también deberemos adaptarnos a esta nueva situación.
Llevamos toda la pandemia improvisando, pero el teletrabajo ha llegado para quedarse. Muchas empresas han visto como el trabajo se desarrolla igual y han tenido menos gastos corrientes al teletrabajar su personal. De golpe hemos avanzado 10 años en el campo del teletrabajo gracias, por desgracia, a la pandemia del Covid-19.
Definitivamente, en las estrategias de desarrollo rural deberá estar presente el fomento del teletrabajo.