¿Se han fijado ustedes que en la sociedad de la información tan adelantada que tenemos hay un elemento tecnológico que aún sobrevive y sin casi despeinarse? Les hablo del Teletexto. En estos días, leía en el digital 20minutos.es un artículo que detallaba cómo ha sido la trayectoria de este elemento añadido de nuestros televisores y que data del año 1988, aunque su inclusión en nuestros compañeros de salón no se hizo efectiva hasta 1992.
Pero qué mágico resultó en su día poder tener acceso a información actualizada a través de un elemento como éste y que siendo de fácil manejo, podía ser utilizado por jóvenes y mayores. Es más, en la actualidad y aunque les parezca difícil de creer, el teletexto se sigue utilizando y en el caso del canal más consultado, TVE, el 6% de los españoles, es decir, unos 7 millones y medio de personas, consultan diariamente el servicio.
Pero aunque ha sobrevivido manteniendo formato, estructura y contenidos, el teletexto se enfrenta a un cambio radical en un periodo de tiempo no muy lejano. La posibilidad que presentan los nuevos televisores de conectarse a internet, facilitarán la tarea de renovación y servirá de paso para que no se extinga el servicio de consulta de loterías o resultados deportivos por excelencia. Porque no me negarán ustedes que eso es lo más que utilizan del teletexto.
Y es curioso como una idea que surgió en los años 70 como apoyo para las personas sordas, aún se mantiene. Es lo que tienen las grandes ideas. Pero esa idea quizá ha abusado de algo que nunca acabó de gustar, y es la cantidad de colores que utiliza y lo estridentes que son. Hay amigos que cuando hacen fiestas en casa, apagan la luz, y dejan el teletexto puesto ya que, con la música alta, esas imágenes convierten cualquier pequeño hogar en una gran discoteca.
Pero si hay algo que ha marcado un punto de inflexión en este servicio eso ha sido su letra, un tamaño que ha dejado a más de uno medio bizco o con parálisis ocular temporal por lo que muchos, y por culpa de estos casos, acabaron llamando al servicio ‘Teletuerto’. No obstante, sea el cambio que sea, nos alegramos de que se puedan seguir consultando pequeñas cosas a través de la pequeña pantalla y que aunque internet haya casi acabado con la prensa escrita o incluso con algún telediario, que sepan que el teletexto seguirá batallando, pase lo que pase.
Esta es la crónica habitual, de un día como otro cualquiera…