- El suicidio: Hay mucha gente se quita la vida. Las cifras de suicidas es escalofriante, pero nadie quiere hablar de ello. El suicidio es un pecado mortal, una aberración, un atentado imperdonable a la vida humana. Los familiares de las personas que se matan tienen que soportar la vergüenza y el escarnio público de gente que en vez de pensar seriamente en cómo ayudar a quienes desean irse de este mundo prefieren fingir que el suicidio no existe y mirar para otro lado. El suicidio, cuna de escritores, músicos, genios del arte en general, y depresivos de mente brillante, crea una fascinación tremenda y alimenta la mitomanía como nada, pero no hay nadie con pelotas suficientes para estudiarlo en serio y tratar de encontrar alguna manera de prevenirlo o de aliviar a las personas que sufren por el suicidio de un ser querido.
- El aborto: Mucho hablar de las leyes anti abortistas y mucho debatir sobre ellas, pero no se habla sobre el aborto. No se habla sobre cómo es el procedimiento, no se da voz a las personas que se han visto obligadas a pasar por uno, y no se les pregunta nada. Nadie reconoce haber abortado y nadie quiere reconocer que conoce a alguien que lo ha hecho. El aborto es un tema tabú total, y solo con nombrarlo es suficiente para que alguna santurrona de falda de tubo o algún ignorante se levanten de la mesa en la que están y se vayan al wc a dar rienda suelta a su diarrea. No se puede luchar contra algo contra lo que no se habla de verdad. Juzgar a quien lo hace no es hablar, es juzgar, y punto.
- La enfermedad: Está por todas partes, mucha gente muere por enfermedad, los hospitales están repletos, pero nadie quiere hablar de ello. Los familiares de las personas que padecen una enfermedad incurable y agresiva se ven abocados al aislamiento en un via crucis de caras de pena y frases hechas para quedar bien. Las personas que caen enfermas ven como muchos "amigos" les dan la espalda por miedo a su situación o por ignorancia, y el hecho de tomar un café con alguien es suficiente para que su interlocutor trate de sacar temas intrascendentes como la vida de Isabel Pantoja, la choriza encarcelada, o la ropa de Zara, esa insulsez hecha ropa. El enfermo, que necesita hablar de lo que le está pasando, se encuentra con muros por todas partes, porque hablar de las enfermedades que pueden matar es algo feo a lo que la gente solo se presta cuando lo padece en sus propias carnes.
- La muerte: Todo el mundo muere, es un hecho. Todavía no ha nacido nadie que sea inmortal, ( con perdón para los que creen en los vampiros o en Jesucristo), y nadie va a librarse de morir. Sin embargo, nadie quiere hablar de la muerte. Algunos creen que hablar de ella da mala suerte y otros piensan que hablar sobre ella es como llamarla o como invitarla a su casa. Durante siglos hemos inventado religiones y creencias para dotar al ser humano de una vida después de la muerte, para no tener que sucumbir a la idea de que somos un pedo en el universo que nace para luego desaparecer para siempre, pero no somos capaces de hablar sobre nuestro miedo a morir. Yo tengo miedo a morir. No quiero morir. Tengo pánico a la muerte. No puedo aceptar el hecho de que voy a dejar de respirar para siempre y que todo lo vivido y lo amado y lo odiado dejará de existir, pero claro, si lo digo en una mesa en una cafetería, seguramente me tacharán de rara y de " esa, la de gustos dudosos"
- La menstruación: Es una condena mensual para las mujeres, un castigo divino de proporciones épicas, y una mierd... generadora de muchos conflictos. Cada mes las hormonas deciden jugar con nosotras a la ruleta rusa a ver si salimos vivas poniendo a prueba nuestra paciencia y nuestra capacidad de supervivencia, pero nunca hablamos de ello. Nos retorcemos de dolor de ovarios por las esquinas y maldecimos a todo el que nos rodea, pero no queremos ni oír hablar de nuestra amiga roja. Decir que tenemos que comprar tampones es como decir que tenemos que hacernos con un gramo de coca en el mercado negro, y decir que estamos en "esos días" es lo más a lo que nos atrevemos. Lo cierto es que nuestra querida menstruación se pega jodiéndon... la vida la mitad de nuestra existencia, pero decir "hoy tengo la regla, no me toques la moral" es un pecado total.
- Adpción: Se puede hablar de la fecundación in vitro como si nada, total, solo es concebir a alguien con técnicas propias de la ciencia ficción, pero la adopción es tabú. Los padres adoptantes tienen que lidiar toda su vida con las miradas de inquietud y lástima de los que les rodean por haber tomado la decisión de ser padres de alguien que no tiene padres, más si el niño en cuestión es de una etnia distinta a la de los adoptantes ( ahí, además, tienen que aprender a vivir con las miradas de todos los ignorantes que se cruzan por el camino). Algunos aún no se han enterado de que la familia no es la mentira que nos han querido vender desde los tiempos del Levítico, y que el amor paterno o materno no depende de pasar por un parto, (cosa por otra parte traumática y horrenda por mucho que algunas retardeds digan que es super maravilloso sufrir dolores extremos y sangrar como un cochino en la matanza), y se dedican a dar por saco a las personas que han decidido formar una familia adoptando porque así lo han creído conveniente por la razón que sea. La adopción no se comenta, no se habla, y siempre hay un silencio incómodo en la mesa cuando alguien dice " este es mi hijo, y es adoptado"
- La religión: No le toques a nadie a su dios o a sus creencias porque te mata. La fe es una cuestión de eso, de fe, pero no se puede hablar de ello. Casi todo el mundo se siente insultado cuando alguien trata de entender o de debatir alguna creencia religiosa. Los creyentes de esto y de aquello se sienten perseguidos y vilipendiados, pero nunca quieren debatir nada con quienes no comparten su fe. Miedo? Quizás... Sea como sea, el hecho es que no se puede hablar libremente sobre la religión en general, está considerado de mal gusto, y si alguien lo intenta ya se puede dar por jodid...
- La depresión: Cada vez hay más gente deprimida, y cada vez más gente toma medicamentos para esta enfermedad, pero es un tabú. Los depresivos se sientes aislados, son considerados personas que no aportan nada a nadie, y en el peor de los casos incluso son culpados de su mal por múltiples razones. Frente al uso que de la enfermedad se hace últimamente por parte de algunos para no ir a trabajar o para no ir a la comida familiar de turno, hay personas que la padecen de verdad. Hay cada vez más estudios e investigaciones sobre la depresión, pero nadie quiere hablar sobre ella porque da miedo y porque hay mucho desconocimiento a su alrededor, desconocimiento que lleva muchas veces a tachar estados de tristeza o melancolía transitorios de depresión sin serlo.
En fin... Como veis, hay muchos temas de los que no hablamos. Seguramente habrá muchos que me he dejado, pero si los señalo aquí me pegaré escribiendo ocho horas seguidas, y al final me sangrarán las manos ,y tendré que ir al hospital, lugar que odio con todas mis fuerzas. Lo dejo aquí, por ahora, pero seguiré nutriendo la lista de los temas tabú, no lo dudéis. Hasta otra, lectores insidiosos y viciosos...
Madre... me acaba de venir la regla. Vaya día me espera...