
Por el camino, Dylan también nos cuenta historias, como la de un triple suicidio en el tema Tin Angel (me cuesta imaginarme un triple suicidio por más que lo intento), o una crónica a su amigo John, sí el Lennon de Joko, y su asesinato al pie del edificio Dakota un lunes por la tarde (Roll on, John: rueda John, rueda). Tempest es un disco tan enigmático, tan extraño y lleno de ritmos diferentes (¡hasta un blues se marca en el tema First listen!), que creo que es digno de que le de una oportunidad, yo que soy tan amigo de darlas y confiar en que la suerte cambie. Pero escucha, Bob, escúchame bien: pocas más te voy a dar porque ya pocas te han de quedar. ¿O no?