De paradero desconocido, fue vista por última vez en unos baños árabes de Sevilla durante el siglo XIV cuando la trasladaron desde Itálica. Se sabe que es de piedra y causa gran revuelo su presencia, pues cautiva con su mirada lánguida a todo aquel que la contempla.
Durante el cambio de Era, aproximadamente entre los últimos años en vida de César y el periodo de Augusto, se inician en Itálica las obras del monumental teatro, prolongándose su construcción a lo largo de casi toda una centuria. A este periodo inicial correspondería también la erección de un pórtico o ambulacro situado tras la escena del edificio para espectáculos, cuya función principal, según Vitrubio y de manera genérica, sería el de un espacio ajardinado destinado a los almacenes, la salida de los espectadores en los entreactos y a la protección de la lluvia que pudiera interrumpir una representación, sobre todo en aquellos teatros carentes de vellum.
Las construcciones relacionadas con estos porticus post scaenan, como se le conocen, estuvieron muy vinculados a la propaganda y promoción de las élites locales y se añadirán a los teatros romanos de aquellas ciudades donde la intervención de la familia imperial, o la de una élite adinerada con grandes intereses políticos en Roma, era aún más estrecha. Este sería el caso de Itálica.
Es a partir de los primeros años del siglo II d.C. cuando a la galería porticada (el ala oeste) se le añadan los tres lados restantes de doble encolumnado que acabarán delimitando una plaza rectangular (44.5 mts. por 39.5 mts. en su interior), cuyo acceso se realizaba por el lado este, justamente el opuesto al ambulacrum de la escena. El nuevo pórtico será considerado un elemento independiente al teatro de Itálica, aunque vinculado directamente a su conjunto.
Este muro perimetral obedece a un nuevo concepto de ciudad; las funciones de exaltación de las élites locales y religiosas daban paso a la habilitación de nuevos espacios dedicados al bienestar y la felicidad de los ciudadanos donde las zonas ajardinadas ocuparán, a partir de ahora, un lugar preferente. Los cambios estructurales orientados a estos beneficios de la ciudadanía no se verán reflejados exclusivamente en teatros y otros edificios para el espectáculo, sino que también se llevarán a cabo en las termas y los baños públicos.
Fuentes monumentales se añadirán a las zonas verdes de las galerías porticadas situadas tras la escena del teatro, cuyo perímetro al completo quedará orientado al paseo. A lo largo de su recorrido se destinarán espacios de carácter comercial y artesanal o, como en el caso del pórtico de Itálica, para la erección de un Iseum.
Durante la época del emperador Adriano, en mitad de la galería norte y centrada con respecto al estanque del jardín, los intercolumnios fueron cegados por una pared que sirvió para delimitar una estancia independiente de unos 16 mts. de ancho. Dicho espacio será remodelado con el objeto de instalar un pequeño templo dedicado al culto de la diosa Isis.
Este santuario, ubicado a la espalda del teatro, tenía planta rectangular con una cella de 9 mts. de ancho por 3 y medio de profundidad. Contó con tres pequeñas habitaciones adosadas a su fachada: dos laterales abiertas hacia la cella y una central que funcionaba a modo de vestíbulo. Su entrada se realizaba a través del muro de cerramiento exterior levantado entre las columnas del pórtico. Para su acceso, superada la puerta, se dispuso de una escalinata y, entre ésta y el interior de la cella, un pequeño rellano pavimentado con seis losas de las cuales cuatro corresponden a lápidas votivas con plantae pedum dedicadas a la diosa Isis y a la diosa Bubastis:
- ISIDI DOMINAE / MARCIA VOLUPTAS EX VOTO / ET IVSSU LIBENS ANIMO SOL
- ISIDI / REGIN / SOTER / VOTVM / S.L.A
- DOMNVLAE.BVBASTI / IVNIA CERASA / VSLA
- … DV.VI.PRIVATA.IMPERO.IVNOSIS / DD
Estas plantas de pies embutidas, tal vez representando los pies de la diosa, eran colocadas para ser besadas y adoradas en algunas ceremonias de iniciación, aunque hay autores que interpretan las huellas como símbolo de la presencia del devoto. Por una cuestión u otra, a Isis se le hizo llamar Reina (REGIN), como aquella divinidad que reunía las características del resto de diosas; Señora (DOMINA), al ser la dueña suprema; o incluso Victoria (Victrix).
El templo, tanto en su interior como en su exterior, pudo estar ricamente ornamentado con representaciones de imágenes y decorado sobre paredes estucadas. En los pedestales situados en la fachada del santuario, justo delante de cada columna del pórtico, se colocaron estatuas dedicadas a las sacerdotisas. El interior de la cella contaría con alguna escultura de la diosa, además de otras sacerdotisas isíacas de alto rango, ya que era el espacio donde oratrices, estolistas e hieróstalas cuidaban y vestían las imágenes de sus diosas.
Desgraciadamente, no ha llegado hasta nosotros ninguna de estas esculturas, a excepción de una cabeza femenina que correspondería a una mujer de edad avanzada, con arrugas en su rostro y la cabeza cubierta por un manto liso. Es muy posible que esta cabeza formara parte de una de estas esculturas de condición sacerdotal, de tamaño algo menor al natural, que ocupaba uno de los pedestales de la fachada.
Sólo las evidencias, arqueológicas e históricas, apuntan a la existencia de una bella imagen de Isis en el interior de la cella del templo. Por un lado contamos con una de las cuatro inscripciones votivas con plantae pedum conocida como Exvoto de Marcia Voluptas.
Voluptas era la forma de designar el estado de felicidad que embargaba al iniciado, quien no cesaba de contemplar la estatua de la diosa. Dicho de otra forma, este pavimento votivo con inscripción estaba indicando la existencia de una imagen de Isis, la cual se contemplaría y que no pudo estar ubicada en otro lugar que no fuera el interior de la cella.
Pero, por otro lado, contamos con un testimonio que podría vincular el santuario de Isis de Itálica con un episodio de la historia islámica de Sevilla en el que se narra el descubrimiento de una figura de esta divinidad con el niño Horus en la antigua colonia romana y su traslado hacia la capital andaluza. Al-Himyari (siglo XIV) cita en uno de los poemas árabes:
«Había en Talika (Itálica)… una estatua de una mujer joven, de mármol blanco de tamaño natural, de una belleza sorprendente. Su rostro era encantador y cada uno de sus miembros y los detalles de su cuerpo se habían representado con la perfección más apreciable de la estética femenina. Sobre sus rodillas tenía un niño abrazado contra ella. Una serpiente se alzaba a sus pies, como si quisiera morder al niño. La mujer miraba a su vez a la serpiente erguida y al niño sentado en sus rodillas, y su rostro tenía una doble expresión de ternura y sobresalto. Se podía estar todo el día mirándola sin sentir el más mínimo hastío, tanto era el mérito artístico de la estatua y admirable su labra. Esta estatua está hoy en unos baños de Sevilla. Sucede que las gentes del pueblo cayeron enamorados y se emocionaron hasta el punto de dejar sus ocupaciones habituales y cerrar los comercios para poder estar todo el tiempo contemplándola».
El modelo de figura encontrado por los musulmanes en Itálica, trasladada a uno de los baños árabes de Sevilla, según las características descritas y la opinión de los especialistas en arte, podría tratarse del tipo Isis kourotrophos o Lactans en una de sus versiones más helenizadas.
Ciertamente sabemos de la existencia de otro santuario dedicado a la diosa Isis en Itálica. Dentro de su anfiteatro se halló otro conjunto de losas con huellas de pies tan característicos en este culto. Entonces, ¿qué nos lleva a pensar que la escultura encontrada en la Edad Media pudo ser del templo situado tras el teatro y no del anfiteatro?
Los exvotos de la sala situada a la derecha de la entrada oriental del anfiteatro estaban dedicados, en su mayor parte, a Caelestis o a Némesis. En cambio, de las cuatro losas del pórtico norte, tres estaban consagradas a Isis y una a Bubastis. Ambas divinidades son protectoras de la fecundidad, los partos, la infancia y la lactancia, de ahí que su culto tuviera gran éxito entre las mujeres. La escultura contemplada en los baños árabes presentaba a Horus sentado en las rodillas de Isis.
Una misma imagen pudo tener la misma devoción, aunque dedicadas a distintas diosas. En una de las inscripciones reza: DOMNVLAE.BVBASTI / IVNIA CERASA / VSLA, es decir, dedicación a la diosa Bubasti.
En Hispania el culto a Isis comenzó a tener cierta aceptación durante los siglos II-III d.C. La propagación de los cultos orientales en época de Adriano responderá al interés de dicho emperador por la religión mistérica. En el caso de Itálica, existió uno de los principales talleres de escultura que producían este tipo de imágenes representando a la diosa, las cuales eran repartidas por otras ciudades y colonias hispanas.
Parece que el templo fue respetado durante varios siglos, pero, a raíz de las invasiones arrianas a mediados del siglo V d.C., se produjeron destrucciones violentas del conjunto teatral, de las esculturas que las ornamentaban y de la decoración parietal que lo embellecía. Posteriormente, en periodo islámico, sus restos serían saqueados. Este fue el final del santuario de Isis en el pórtico del teatro. No se supo más de él hasta su descubrimiento en el año 1992.
Autor: Javier Nero
Bibliografía:
- Itálica. Guía oficial del conjunto arqueológico (Junta de Andalucía, Consejería de Cultura)
- Cartelería del Museo Arqueológico de Sevilla
- Isis en el Teatro de Itálica (Ramón Corzo Sánchez)
- La Porticus Post Scaenam en la arquitectura teatral romana. Introducción al tema (Sebastián F. Ramallo Asensio)
- Base de datos UC3M (Universidad Carlos III de Madrid)
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