Del 18 de julio al 31 de agosto 2013, en La Corrala de Santiago
(Realejo) Granada
Funciones los jueves, viernes y sábados (excepto los días 1, 2 y 3 de agosto)
“Ni vuestra soberbia ni vuestra ambición pudieron conmigo”
Juana, la reina que no quiso reinar (de Jesús Carazo) es el imaginado y emocionante testimonio, de Juana I de Castilla, más conocida como Juana la loca, hija de los Reyes Católicos, fue casada de adolescente contra su voluntad y después encerrada durante 46 años por la única locura de ser mujer antes que reina y defender el amor por encima del poder. Gema Matarranz pone voz y cuerpo a una Juana que rebusca entre el recuerdo y la desesperación para entender una vida impuesta por las necesidades de un Estado. El grito desgarrado y feroz de quien sobrevivió a los que tejieron su locura. Cuando hay un personaje de la historia tan conocido y revisado, el acercamiento para una posterior creación teatral, dista mucho de ser un tranquilo paseo, para convertirse en camino estrecho y pedregoso, ensombrecido por las ramas de lo histórico, fechas y datos, que se dejan caer para oscurecer la propuesta y hacernos olvidar lo de humano que pueda tener el personaje en cuestión; aquí la decisión de limitarse toma cuerpo y deambula a nuestra espalda como un fantasma. Sólo basta la aportación de un texto y su entendimiento, para que pronto aparezca, sino la solución, si el inicio del posible camino a seguir, libre ya de espesura y oscuridad y que nos ha de llevar a una definición del espectáculo. Desde este punto de vista, y gracias al texto de Jesús Carazo, nuestra propuesta reposa y aparece como una decisión de exponer el mundo en el que la mujer Juana habita, liberándola de clausuras enciclopédicas, y donde la ausencia, el dolor y fantasmas de un alma rota, constituyen la madeja de lo humano sin olvidar el momento de la historia que le tocó vivir. Partimos de una Juana, mujer y reina , abandonada que, con cansancio rebusca entre el recuerdo y la desesperación para entender una existencia impuesta por las necesidades un Estado. Padres, amor, hijos…se hacen presentes y se entroncan para crear un espacio de ensoñación dolorosa que la arrastra y la disuelve en el camino de la locura.
