Por si no teníamos poco con el (o la) Covid, el temporal Filomena ha llegado arrasando en algunas zonas de España. Entre ellas, Madrid: expliquemos este caso en particular. El pasado viernes, día 8 de enero, empezó a nevar tímidamente y las caras de ilusión asomaron entre la ciudadanía. ¡Qué acontecimiento tan maravilloso! Y, desde el punto de vista meteorológico, un fenómeno que hacía tiempo que no ocurría. Para ser más exactos, unos 50 años, según fuentes oficiales de la Comunidad de Madrid.
Los primeros copos se transformaron en finas capas de nieve. Según avanzaba el fin de semana, la nieve era más espesa y abundante. La estampa madrileña se transformó: La Puerta de Alcalá era de cuento, al igual que el resto de monumentos. Y la capital de España se volvió blanca. Las redes sociales se inundaron de imágenes y vídeos con personas disfrutando, lanzando bolas de nieve, pisando una capa que llegaba hasta las rodillas, casi la cintura. La expresión "blanca como la nieve" cobró más sentido que nunca.
El lunes fue otra historia. Paró de nevar. La nieve se endureció y se formaron capas de hielo duro. Resbaladizo. Peligroso. Y comenzaron los percances. Más de mil de personas con fracturas hasta el día de hoy.
Entonces llegó la caballería de los voluntarios, los héroes anónimos. Agradezco de corazón a esas personas que han donado su tiempo para ayudar a los 'destartalados' que han tenido el infortunio puntual de caer al suelo de aquella manera. Gracias infinitas a Ramón, Carlos...que con sus 'Jeep 4x4 de rescate' están prestando ayuda en el hospital Ramon y Cajal. Gracias a todos los voluntarios que ayudan en Madrid a los pacientes. Gracias a los voluntarios que ayudan de otras maneras a nuestra sociedad, con actos altruistas y generosos. Por su tiempo, esfuerzo y porque de algún modo, ellos también se arriesgan.
Infinitas gracias a los voluntarios.