Tempus fugit, y no veas como
No tengo claro si fue Lennon o mi abuela quién pronunció la frase de que la vida es lo que te pasa mientras haces otros planes. Ayer y hoy me ha pasado exactamente lo que ellos ya habían vaticinado, mis planes fueron superados por la realidad y cuando quise darme cuenta, ya es hoy.
Uno de los recursos al que menos valor solemos dar cuando gestionamos nuestras prioridades es el tiempo, y de forma extraña, misteriosa y mayormente inmisericorde, la vida se empeña en trastocar nuestra planificación, y al acabar el día nos damos cuenta que hemos pasado la mayor parte del tiempo en reuniones improductivas, apagando fuegos que no deberían de haberse iniciado, y lidiando con proveedores que no entregan en la fecha prevista, para luego dar tu explicaciones de porque tú tampoco puedes cumplir los plazos.
Estos pequeños imponderables hace que tener un cierto control sobre tu tiempo sea difíicil, y por esta misma razón, siempre alguien o algo nos lo intentará robar con argumentos absolutamente peregrinos. Pero como dicen muchos psicólogos, hay que ser asertivo y decir que no, que más vale una vez rojo que ciento amarillo -mi abuela era un pozo de sabiduría ahora que lo pienso.
La coletillas de, tienes un momento, pasando por la de te he enviado un email e incluso, te has mirado eso, no son más que trampas para distraerte de tu objetivo inicial.
Película: After Hours
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