1.- Predominio de los métodos de participación informales a través de las redes y foros virtuales
Nos consta que los niños y adolescentes de nuestras sociedades utilizan masivamente las redes sociales como espacio de comunicación, información y encuentro colaborativo y cooperativo para compartir sus problemas, aspiraciones y sus soluciones ante sus inquietudes cotidianas y también frente a los grandes retos sociales que los nuevos paradigmas del Siglo XXI nos presenta. En este contexto, los niños y adolescentes, se siente cómodos, libres y flexibles para adaptarse y acomodarse a las corrientes sociales, desvalorizando los sistemas rígidos, jerarquizados y verticales. Esta realidad nos aporta una enseñanza obvia, los niños y adolescentes prefieren la inseguridad de un espacio abierto y compartido por una multitud de personas, que los escenarios regulados, organizados y cerrados.
En estos escenarios, entre lo virtual y lo real, hoy las tendencias indican que se privilegiarían relaciones duales, por una parte se reducirán, hasta el límite del núcleo familiar, los vínculos fuertes e intensos, y se prodigarán con carácter indefinido, los vínculos débiles, de mero conocimiento o referencia piramidal entre amigos en red. De forma sucinta, cerraremos nuestro círculo de confianza, y abriremos nuestro espacio de relaciones informales.
En el contexto de la participación en los asuntos públicos, los mecanismos indicados se repiten, los niños y adolescentes huyen de los espacios institucionales, y se reúnen en las zonas virtuales al amparo de unas relaciones basada en la horizontalidad y libertad extrema. Por ello para detectar el pensamiento y las ideas relevantes que están desarrollando los niños y adolescentes, habrá que atender a los nuevos escenarios de las redes sociales participadas por ellos para descubrir cuáles son sus aportaciones y posicionamiento frente los retos que pretendemos enfrentar.
Entre los servicios de Internet que más utilizan nuestros niños y adolescentes se encuentran las redes sociales y la mensajería instantánea, la música y video online, la búsqueda de información por razones de estudio y la recepción de correo electrónico. Como vemos, los jóvenes utilizan saludablemente las potencialidades de Internet, y que lo usan para relacionarse, escuchar música y ver videos, y comunicarse y preparar sus estudios. A pesar de los riesgos, el buen uso es la constante de nuestros niños y adolescentes, al igual de lo que indican las estadísticas internacionales.
Es difícil extraer a los niños y adolescentes de estos espacios libertarios para encasillarlos en el marco de una participación institucional esclerotizada e imposibilitada de dar respuestas a sus exigencias de libertad, flexibilidad y liquidez extrema, que les permita adaptarse a las innovaciones permanentes.
Atendiendo a esta tendencia, es recomendable privilegiar los métodos de participación informal en los que están presentes los niños y adolescentes de forma masiva y extraer de los mismos información y conocimiento sobre las expectativas, intereses y experiencias de innovación social que se deduzcan.