Dos parejas, una pandemia y los reencuentros.
Siempre es un placer acercarse al cine de Jonás Trueba. Un cine muy personal y que se agradece tener entre los directores hombres. Se echa de menos más miradas como las de Jonás entre los directores hombres.
Esta película nos trae muchos recuerdos, la pandemia está muy presente, de hecho se rodó durante la misma, cuando era difícil saber qué pasaría con su estreno.
Y como siempre, además, Jonás nos trae varias, muchas reflexiones a través de la música, los libros y estos cuatro personajes. Sus dudas, sus miedos, sus descubrimientos, ya han pasado de los treinta y tantos y se acercan a los cuarenta. Conversaciones y reflexiones que nos sonarán y que recordaremos los que ya hemos pasado por ellas o estaremos respondiéndolas ahora.
Siempre bienvenido este cine de reflexión y conversación, sin grandes artificios pero que nutre y aporta. Y siempre rodeado de buenos profesionales.