Si el Arte de torear se encuentra en peligro no es por culpa de los llamados “antitaurinos”, que la verdad nunca han hecho ningún daño simplemente generan debate y eso siempre es positivo. Como ya he dicho otras veces “el enemigo está en casa”, los verdaderos antitaurinos son los taurinos.
No se puede olvidar que la única razón del arte es el disfrute, las sensaciones que produce. Todo arte solo tiene sentido si hay un espectador, lector, oyente etc… que lo disfrute, en caso contrario carece de sentido. La tauromaquia solo tiene sentido si genera las suficientes emociones como para atraer público a las plazas, en caso contrario acabará desapareciendo.
Los llamados “taurinos” , el empresariado cuyo negocio es la organización de espectáculos taurinos, es el responsable de organizar, o no, festejos atraigan a público y aficionados. Por lo general la visión de “los taurinos” es cortoplacista, velan por el beneficio económico de un festejo concreto y se despreocupan del daño a largo plazo que eso pueda causar, “para entonces aquí estarán otros” deben pensar.
En la actualidad se organizan mayoritariamente festejos “de saldo”, principalmente en el plano ganadero, animales mal presentados, prostituidos de astas, descastados etc… ¡no voy a profundizar mucho en el asunto que me enciendo! Parecen no entender que el eje principal de todo este espectáculo, la materia prima que ha de permitir al torero crear, es el toro bravo y que sin un material de calidad nada de lo que se haga en el ruedo va a tener valor, el público quien generosamente se ha rascado el bolsillo se aburrirá y con suerte tardará en volver… si es que vuelve…
Ese es el mal que golpea a la Tauromaquia, se está prostituyendo y adulterando, ello lleva consigo aparejado la perdida de público y por lo tanto su sentido como expresión artística. Si a esto le sumamos una nula inversión en promoción, ganar espacio en medios de comunicación etc… mal panorama nos espera.
En paralelo tenemos un segundo gran problema, ahora es “progre” manifestarse antitaurino, sin saber nada del mundo del toro parece que “queda bien” posicionarse en su contra y es una baza que gusta jugar a determinados sectores políticos. Ese “capricho” político nos ha traído la prohibición de la práctica de la Tauromaquia en Cataluña.
Este problema puede ser consecuencia del primero, si la familia Balañá no hubiese facilitado que el público abandonase los cosos catalanes dudo que ningún político hubiese tenido el valor de prohibir allí una practica artística…
La realidad es que estamos expuestos a que por la ocurrencia de algún político se prohíban las corridas de toros, en los tiempos que corren y después de lo ocurrido en Cataluña me temo que puede empezar a ser algo habitual si no le ponemos remedio. Para evitar esto se ha impulsado una Iniciativa Legislativa Popular (I.L.P) que pretende recoger 500.000 firmas para intentar llevar a trámite en el Congreso de los Diputados la declaración de la Tauromaquia como Bien de Interés Cultural y de promover que la UNESCO la declare Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Con esto se blindaría la posibilidad, por falta de competencias, de que cualquier “politicucho” se permita el lujo en su pequeña parcela de poder de prohibirla.
Como amante de “los toros” me parece “una condición necesaria” apoyar esta I.L.P (en este link está su contenido y se puede firmar) para evitar disgustos como el catalán, pero no es para nada “una condición suficiente”, como aficionados hemos de luchar por mantener la integridad del espectáculo, la integridad del toro principalmente, demandar encastes diferentes, difundir los toros en medios de comunicación general, eliminar absurdos tabúes… y un largó etcétera sin el cual esto que tanto amamos se acabará…