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Tenemos que hablar de Vox

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Tenemos que hablar de Vox

Tenemos que hablar de Vox. Al menos así lo creo yo. Lo cual no es lo mismo que dejar hablar a Vox. Ni es lo mismo que amplificar el mensaje de Vox.

Vox, partido de ultraderecha, fascistoide, parece haber venido para quedarse. Yo mismo no pensaba esto mismo hace un par de años; creía que Vox era flor de un día, que se marchitaría rápidamente y acabaría siendo un partido marginal, como Falange, que todavía existe, créase o no. Pero ahora pienso que no. Ahora pienso que la querencia de parte de nuestra sociedad por épocas pretéritas es mayor de lo que pensábamos; que el nacional catolicismo sigue muy vivo y presente; que el franquismo sigue campando a sus anchas en instituciones, empresas y casas. Y que Vox es un gran problema. Y eso nos lleva a analizar cómo enfrentarnos con él.

Hace 20 años podríamos haber optado por silenciarlos. Ahogar sus vías de comunicación y obligarles a extender su mensaje por vías y canales minoritarios y confinarlos a espacios pequeños. Pero vivimos en la era de la hiperconexión. La era de la sociedad red en la que cualquier mensaje puede llegar a cualquier parte del mundo en cualquier momento. Creo que sería absurdo pretender que el fascismo no está presente en nuestras instituciones y pretender que no está presente en nuestras redes de comunicación. Los cientos de miles -o millones (esperemos que no)- de votantes de Vox tienen internet, tienen whatsapp, Facebook o Twitter, y difundirán sus mentiras, su odio y sus miedos a una población dispuesta a creerse lo que le dicen sin hacerse preguntas y sin buscar respuestas, queramos o no. Y sus mensajes se duplicarán igual de rápidamente aunque nosotros nos empeñemos en negar su existencia virtual. Pienso que lo que tenemos que hacer todos los demócratas es, precisamente, dejar expuestas sus mentiras y sus miserias en la red, mientras dificultamos o evitamos sus actos públicos de tal forma que dejen de ser noticia.

Y eso me lleva al problema del papel de los medios de comunicación y el periodismo: Que se han convertido en simples altavoces de los poderosos, que se limitan a amplificar su mensaje sin ponerlo en cuestión, sin plantearse ni plantearnos preguntas, sin investigar y sin analizar nada. ¿Cuántas veces vemos día tras día un titular que comienza de la siguiente forma: "Fulanito Pérez dice..." sin que luego nos digan si lo que ha dicho es cierto o no? ¿Es esa la labor del periodismo? ¿Hacerse eco de las palabras del personaje de turno y asumir de forma implícita TODO lo que dice sin cuestionarlo? Y luego están los que directamente blanquean al personaje con entrevistas que son charlas entre compadres.

El problema no es hablar de Vox, el problema es cómo se habla de ellos. El problema es dejarles hablar. El problema es servir de altavoces a su mensaje. Ellos mismos vetan a los medios que consideran enemigos, porque saben que la clave no es aparecer en todas partes sino cómo apareces. Para preservar la tolerancia y las libertades, hay que ser intolerante con los intolerantes. Es la paradoja de Popper. Vox, por mucho que lo neguemos, es un partido fascista que hace gala sin sonrojarse de su xenofobia, su racismo, su machismo, su homofobia y su autoritarismo. Y con el fascismo no se discute, se le combate en la medida de nuestras posibilidades: boicoteando actos, protestando y desvelando sus mentiras. Y para eso tenemos que hablar de Vox, nos guste o no.

Tenemos que hablar de Vox

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