En México son contadas las empresas donde su presidente ejecutivo o director general perderían el trabajo si se les descubre en amoríos indebidos. En nuestro país en muchos lugares se considera un trofeo que el líder de la organización haga travesuras de este tipo.
Me tocó trabajar en una empresa aquí en nuestro país que años antes había sucedido algo similar, y más bien se les tachaba de “mochos” a los accionistas en ese aspecto, y esta tarde que leo que el CEO de HP, una de las empresas de tecnología más grandes del mundo y cuyas ventas al año bien puede rebasar el PIB de algunos países, ha renunciado debido a que enfrenta una demanda por hostigamiento sexual.
En este momento no me imagino la edad y el porte de la mujer que ha ocasionado que un ejecutivo de este nivel pierda la oportunidad de embolsarse millones de dólares al año en sueldo y prestaciones, así como una fama importante, el detalle es que por unos senos y un par de asentaderas se fue todo al carajo.
Al final del día, no importa la edad, dinero o experiencia, todos estamos sujetos a cometer errores de este tipo, el detalle es que cuando se pierde tanto es cuando caemos en cuenta que si no tienes ética terminarás perdiendo todo.
Mark Hurd no la tiene fácil este día, cuando se pierde la confianza en esos niveles es casi imposible recuperarla, no importa si es por robarte los clips de tu oficina, por gastos que no debiste hacer por cuenta del negocio o por querer acostarte con quien no debes, ya no eres confiable, simple y sencillamente.
Cuando escuchamos hablar de ética profesional al principio de nuestros estudios no es posible imaginarnos todo lo que implica, pero una vez que empezamos a practicarla caemos en cuenta que es la mejor manera de crecer, es la mejor manera de hacer dinero, tener ética es rentable.
Sorry Mark, hubieras tenido la capacidad de meter la cabeza en agua fría cuando debiste, hoy ya es demasiado tarde.
Actualización: 16 de Agosto, 2010 Aquí está la chica que le costó cientos de millones de dólares a este hombre. Tiene 50 años, no mames Hurd.
No cabe duda de que “que pendejos somos los hombres“.