Nos llega este espeluznante vídeo a través de Escolar.net, que titula Fernando Berlín <<Las agresiones de la vida se pagan… baratas>> y en la que critica la resolución a una violenta agresión por parte de un miembro del cuerpo de la policía hacia una ciudadana que le increpaba por otra agresión anterior. Las imágenes hablan por si mismas. Os ponemos también sus reflexiones, y el link en el que poder leer la noticia en su lugar original.
En cualquier caso se nos despierta una reflexión, a consecuencia de la secuencia de noticias que vamos recibiendo últimamente, vinculadas al uso de la violencia por parte de los cuerpos de “seguridad del estado”. No se puede tener poder sin sabiduría. Se puede… pero suele tener consecuencias dañinas. El poder exige responsabilidad, conciencia, compromiso… Y cuando no hay sabiduría el uso del poder corre un gran peligro: convertirse en abuso. No es la misma posición la que tiene un ciudadano que la que tiene un policía. No es la misma posición, y no se relacionan desde el mismo lugar. Y esa diferencia de posición requiere sabiduría. Saber de uno mismo… saber de los propios límites… y saber que uno está representando a algo más grande que a uno mismo, y hay que saber cómo manejarse en ese lugar, que no es un lugar cualquiera… El pasaje al acto que vais a ver en este vídeo pone de manifiesto esta carencia en este señor. ESTO ES UN ABUSO. Y suscribimos los apuntes de Fernando Berlín. Este señor no está capacitado para ejercer la función que le corresponde, y debería haber sido suspendido de inmediato. Nos parece que la secuencia de escenas dónde hay abuso de poder… e incapacidad para representar el lugar por parte de los profesionales que lo ejercen es desmesurado, y que hay que empezar a exigir a las autoridades responsabilidades al respecto.
Fernando Berlin – Radiocable.com
El 21 de marzo de 2003, miles de ciudadanos salieron a protestar por todo el país contra la invasión de Irak. Los incidentes fueron múltiples y sonrojantes y la actuación policíal, una vez más, desmedida. Entonces gobernaba Aznar.
Tras una de las cargas policiales, un vídeoaficionado captó la siguiente escena: una mujer increpaba a los agentes por la brutalidad empleada, mientras sus acompañantes esperaban a una ambulancia. Había una persona tendida en el suelo.
Uno de los policías, sin mediar palabra, se dirigió a la mujer que le había increpado y le propinó un brutal golpe seco que la dejó en el suelo, ante la perplejidad de sus amigos.
El vídeo tuvo una enorme difusión por Internet, -vía mail, básicamente, pues youtube no nació hasta 2005- y fue finalmente emitido por Localia y por Telecinco.
El ministerio del Interior, forzado por la presión, anunció una investigación. Diez meses depués se resolvió el expediente, según reveló la Cadena Ser.
El agente, protagonista de la brutal agresión, fue sancionado con tan solo cinco días de suspensión y sueldo, la sanción mínima. Y eso que el acto se produjo ante una cámara.
Otra manifestante herida en una pierna en otra carga policial no ha podido tener la satisfacción de ver como se sanciona a su presunto agresor. El caso, llevado por la vía penal, se ha archivado porque el juzgado de instrucción numero 25 de Madrid no ha podido identificar al agente antidisturbios responsable de los hechos” -decía la misma noticia.
¿Cuantas actuaciones similares quedan lejos de los focos durante una carga? Claro que no se puede hacer de estos casos una causa general contra la policía, pues muchos de ellos cumplen con su trabajo de forma honesta, seguramente. Sin embargo mientras no se castiguen con contundencia los excesos, la impunidad seguirá caracterizándolos. Y mientras los responsables políticos sigan marchándose de rositas nada cambiará.
Ayer volvió a pronunciarse Dolores Carrión, la delegada del gobierno en Madrid, tras la nueva agresión captada por las cámaras. Cree que las cargas fueron “proporcionadas” salvo en casos “aislados”. Interior, ayer como entonces, ha anunciado que investigará los hechos. Pero ¿debemos prevér el mismo resultado?
Dolores Carrión fue un nombramiento del Presidente del gobierno por lo que pocos en el gobierno se atreven a pedir su cese abiertamente. Sin embargo Carrión ha dado muestras suficientes de su incapacidad para gestionar ese departamento. Si el gobierno no la cesa, estará legitimando esa impunidad en la que se ven algunos policías, pero, también, estará evocando los peores recuerdos del final de la legislatura de Aznar y dando la razón a quienes dicen que, al final, unos no se diferencian tanto de los otros.