Revista En Femenino

Tener un trauma o trastorno no es una excusa

Por Lucy Chibimundo @chibimundo

Tras el artículo de la semana pasada sobre el caso de Amber Heard me quedó mucho que decir. Una de las cosas es esta. Haber pasado por un evento traumático o ser diagnosticado con un trastorno mental puede ser una explicación a tu comportamiento desadaptativo pero no puede convertirse en una excusa para hacer daño a otras personas.

Tampoco puede convertirse en un pase libre para tener comportamientos desadaptativos, hirientes o violentos. Somos responsables de nuestras decisiones y actos.

Antes de continuar con esto es importante dejar claras unas pocas cosas:

  • Por lo general las personas diagnosticadas de trastornos mentales derivados (o no) del estrés relacionado con un trauma no hacen daño a los demás de forma activa.
  • Nunca ninguna cantidad de trauma hace a una persona traumatizada libre de la responsabilidad de dañar a otros tanto física como psicológicamente.
  • Al evitar la responsabilidad utilizando el trauma como excusa, evitamos la curación y el crecimiento vital.

¿Qué es el trauma?

Cualquier tipo de experiencia que sobrepasa nuestra capacidad de afrontamiento y socava nuestra sensación de seguridad.

Puede provocar una sensación de impotencia y desesperanza en relación con nuestra capacidad para defendernos. También puede socavar nuestra capacidad de sanar, confiar, vivir y amar como lo hacíamos antes.

Además estas experiencias pueden dar lugar a diversos trastornos: como el trastorno de estrés postraumático o TEPT.

El trauma puede ser:

  • Individual (experimentado por una persona) o colectivo (experimentado por un grupo de personas).
  • Episódico (ocurre cada cierto tiempo), aislado (ocurre una vez) o crónico (no cesa).
  • Vicario (no se vive en primera persona sino a través de la experiencia de otros).

¿Todas las personas que sufren un trauma padecen trastornos?

No. Hay investigaciones que, de hecho, sugieren que más de la mitad de los individuos que experimentan un trauma se adaptan y crecen positivamente tras la adversidad, un fenómeno llamado crecimiento postraumático (en inglés PTG).

Hay estudios que estiman que más del 70% de la población está expuesta al menos a un trauma importante a lo largo de nuestra vida como ser testigos de una muerte o de una lesión grave, perder inesperadamente a un ser querido, ser asaltados, sufrir un accidente de tráfico, padecer una enfermedad o lesión que ponga en peligro nuestra vida…

Sin embargo, la prevalencia global del TEPT representa, como mucho, el 20% de las personas, de hecho hay estudios que sugieren porcentajes mucho menores.

La respuesta más común al trauma es en realidad la resiliencia.

Por lo tanto el trauma no es una excusa para perpetuar el daño o sufrimiento vivido.

El trauma no es una excusa:

Si bien haber padecido un trauma puede ayudar a explicar por qué alguien está preparado para pensar, sentir, comportarse o reaccionar de ciertas maneras o en ciertos contextos, no justifica de ninguna manera un comportamiento dañino, y ningún trauma exime a una persona traumatizada de tener que rendir cuentas cuando hace daño a otros.

Algunos ejemplos de «utilizar» el trauma de esta manera:

  • Tratar de eludir la culpa por engañar a su devastada pareja afirmando que sufrió un trauma relacionado con el sexo.
  • Argumenta que no se le puede responsabilizar de abusar emocionalmente y manipular a otras personas porque el abuso que sufrió en la infancia le ha entrenado para tratar a los demás de esa manera.
  • Persona atrapada en una red de sus propias mentiras intenta distraer la atención de la traición y el daño que sus mentiras han causado presentándose como incapaz de predecir los resultados negativos de sus mentiras debido al trauma.
  • Alguien comete un error y afirma sentirse provocada por traumas pasados cada vez que se le confronta con sus acciones, para evitar aceptar la responsabilidad de lo que ha hecho.

El trauma puede haber afectado a estas personas hasta el punto de sentirse destruidos por lo que se les hizo. Pero esto no justifica su propia destrucción, traición, uso de la fuerza física injustificada, aprovecharse o aterrorizar emocionalmente a otros.

¿Un trauma crea otros traumas?

No. El hecho de haber sufrido un trauma no predispone automáticamente a traumatizar a otros.

Entre las personas diagnosticadas con TEPT, la prevalencia de la violencia oscila entre el 5-12% (puede aumentar si hay comorbilidad con abuso de sustancias), similar al de la población general. Por lo tanto, es seguro asumir que la mayoría de los individuos que han experimentado un trauma pero no desarrollan un trastorno de estrés relacionado con el trauma tienen un riesgo igualmente bajo (si no incluso menor) de causar daño.

Esto no quiere decir que la curación del trauma sea un proceso fácil y sencillo.

No trato de negar los efectos (reales y perjudiciales) que el trauma puede tener en nuestra capacidad para:

  • Modular nuestras emociones.
  • Valorar con precisión las situaciones.
  • Relacionarnos y acercarnos a los demás.
  • Mantener creencias positivas sobre el mundo, nosotros mismos y la bondad inherente de la humanidad.

¿Si no es una excusa qué hacemos?

Tenemos que responsabilizar a las personas por sus acciones, y no excusar el comportamiento perjudicial sobre la base de que la parte culpable ha experimentado un trauma en el pasado. Los que hemos sufrido un trauma nos debemos a nosotros mismos y a los demás el hacernos cargo de nuestro comportamiento.

Por supuesto que podemos tener compasión por nosotros mismos, por lo que hemos pasado, y también mostrar el autocontrol necesario para abstenernos de perpetuar el dolor que nos han causado los demás.

Se pueden utilizar diferentes estrategias de autorregulación:

  • Respiración profunda.
  • Meditación.
  • Ejercicio.
  • Conversación con un amigo.
  • Escritura terapéutica.
  • Creación artística.
  • Retirada de una situación desencadenante (trigger).
  • Moderación del consumo de sustancias que alteran la mente.

Y, por supuesto, podemos acudir a un especialista de la salud mental o acudir a diferentes tipos de terapia centradas en el trauma:

  • Terapia de desensibilización por movimientos oculares (EMDR.
  • Terapia cognitivo-conductual (TCC).
  • Terapia conductual dialéctica (DBT).
  • Exposición prolongada (PE).
  • Terapia de procesamiento cognitivo (CPT).
  • Experiencia somática (SE).
  • Reducción del estrés basada en la atención plena (MBSR).

Lo que no podemos ni debemos hacer las personas que hemos vivido una experiencia traumática o tenemos algún tipo de trastorno es utilizarlo para hacer daño a los demás, no es una excusa ni lo será nunca. Las cifras y los estudios hablan por si solos y nos dan datos que no avalan esas excusas. Una vez asumimos el control de la situación está en nuestra mano hacernos cargo.


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