Revista Cultura y Ocio

Tengo el corazón de mudanza…

Publicado el 30 marzo 2015 por Águeda Lorena García González @aguedlgg
Tengo el corazón de mudanza…

Tengo el corazón de mudanza: cajas de cartón, cajas y más cajas y cinta de embalar... Y silencio, llantos y miles de imágenes en carrusel a 200 por hora en tu cabeza y te preguntas cómo es posible reducir 13 años de existencia a 4 cajas precintadas poniendo una etiqueta: "Abrir en caso de ruptura mal curada".

Y te imaginas a ti misma abriendo esas cajas 10 años más tarde como si se tratase de "La Caja de Pandora"... Como si al ver la luz todos esos recuerdos tu corazón estallase, como si se desintegrara el alma. Es tan grande el dolor de fingir que no te importa, que sólo son objetos...que sólo estás cerrando cajas.

Y el hecho de mirar aquellas fotos, aquellos recuerdos de viajes, aquel regalo que te hizo cuando con 19 años aún quería conquistarte y te escribía cartas... Aquella foto en el Empire State, aquella fiesta vestida de princesa en plan "Oficial y Caballero" y aquel jersey que te compró cuando vino de un viaje... Aquella pluma de plata que me regaló cuando terminé la carrera... Todo lo que fue amor, matrimonio y familia metido en una caja.

Y me sorprende que todavía pueda mirar esas cosas, envolverlas y decidir que no van a salir de esa maldita caja. Quiero asegurarme tanto que no van a salir, que me las llevo a casa de mis padres... Voy a poner mi vida anterior y mis recuerdos a 600km de distancia... Por si me derrumbo, por si se me ocurriese volver a mirarlas.

Tengo el corazón de mudanza…

Por si algún día cayese en la tentación de mirar una foto donde la sonrisa brillaba en nuestras caras, donde te abrazaban como si no hubiese mañana o el clásico vídeo bailando el único vals que he bailado en mi vida, dejándome llevar por la persona a la que más amaba y a la que acababa de decirle: Sí quiero.

No creo que pueda bailar otro sin recordar el primero, sin recordar su mano en mi cintura y en cómo me miraba... Y afirmo sin dudarlo ni un segundo: Si ha sido el amor de mi vida ¿Cómo es posible que acabe reducido a 4 cajas? No tengo respuesta para eso, ni etiqueta que valga.

Lo malo de las tentaciones que están presentes cada minuto del día. Por eso llevo mis recuerdos lo más lejos que puedo... La tentación hay que evitarla.

Y es que empaquetar tus cosas es lo propio de las mudanzas y la Rubita quiere cambiar de casa. Aunque esta mudanza no es igual a la anterior, en la que me cambiaba a un nuevo sitio para compartir con él ese jardín, o aquella cama...

Ahora mismo tengo el corazón de mudanza... No puedo llevarme conmigo lo material, no tiene sentido poseer cosas que ya no significan nada (para mí lo siguen siendo todo... para el otro ya son nada, no son ni recuerdos, son errores, son fracasos, son un lastre, son una cicatriz que ha de curar en la distancia...) con llevarme puesto lo inmaterial creo que ya es suficiente carga.

Además, me mudaré a una casa más pequeña y no creo que tenga sitio para cosas que ya no utilizo y que no me aportan nada... Aunque me empeñe en que me sirven de algo los recuerdos o su taza de café en la alacena o su despertador en la mesilla, o su elefante de Tanzania... Francamente, no me sirve de nada.

Tengo el corazón de mudanza…

Y no consigo meter mis sentimientos en cajas como si fueran mantas, como si fueran cuadros o el ajedrez de marfil que se trajo de África o aquella caja de madera de Omán o el elefante de Tanzania (que permanece sobre la mesa del salón observando mi cara...) Y yo esperando, toda mi vida esperando que volviera... Para finalmente quedarme abandonada.

Es curioso que se fue con lo puesto. Una vez liberado de mí ya no necesitaba nada. Y ahora tan sólo distribuyo nuestros momentos, nuestros recuerdos en cajas. Sus cajas, mis cajas...Y el corazón de mudanza...Y un mar de lágrimas... Y la terrible sensación de que jamás voy a olvidarle, de que no hay sitio dónde esconder mi dolor y mi rabia...

Me siento tan anciana...13 años de 80 que pueda vivir apenas significan nada ¿verdad? Pero me siento como si después de él, después de él no hubiese nada.

Nada comparable, nada que sustituya, nada que me haga olvidar lo que tuve, lo que viví y ya no tengo y para colmo lo he tenido que meter en cajas... La Rubita envuelve en papel de periódico sus cosas, las cintas de vídeo de los "momentos estelares" de su vida, las ecografías de aquella personita que estaba a punto de cambiarnos la vida... ¡Y pensar que no le tembló el pulso ni la voz .... ¡Y yo cerrando cajas!

Y nada me consuela, nada... Cuando termine de decidir qué es lo que me quedo, qué es lo que él se lleva, que cosas son imprescindibles y cuáles regalar o directamente a la basura...Y papeles (ahora me doy cuenta de las cosas inservibles que se guardan) cosas que no valen ni un euro y que no cumplen ninguna función ¡Pero por esas cosas te dejas el alma!

Tengo el corazón de mudanza…

La Rubita quisiera no envolver recuerdos... Pero no me queda más opción que aligerar mi carga. Creo que es la oportunidad de guardar eso que ya no sirve y enviarlo a Galicia por Seur... Mis padres encantados de la vida me lo guardan.

Y estoy de nuevo en ese instante de rabia, donde recuerdas todo lo que has vivido (con la mayor felicidad del mundo por mi parte) y que te lo han quitado sin mediar ni una palabra...Y me doy cuenta que deposité mi vida en manos de quien no dudó ni un solo instante... Que no miró hacia atrás ni se detuvo a consolarme...

Y no habrá cajas suficientes en el mundo donde esconder tanto dolor, donde ocultar este desastre...y yo con mis recuerdos, con mis detalles, el corazón de mudanza y como próximo destino: olvidarle.


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