Es otra de las revelaciones que he tenido ultimamente, en esta época de lucidez y aprendizaje. A ver... hablo de la cruda realidad, no de lo que 'debería' ser. Pero es así. Cuando tienes una pareja estable la incorporas a tu rutina. Forma parte de tu vida y tú de la suya. Estar con él llega a ser algo cómodo y cotidiano. Por mucho que intentes mantener la originalidad y el romance, al final él es tu familia... Duermes con él, te despiertas con él... Vais al trabajo, volvéis y preparáis cosas de la vida cotidiana... Os contáis qué tal el día mientras cenáis o veis la TV... reís, os hacéis cariñitos y os queréis muchísimo... Y tienes tiempo libre. Porque si tienes un marido (ojo! habréis notado que uso 'marido' para hablar de la pareja con la que vives, me dan igual los vínculos contractuales y mucho más los eclesiásticos) él está ahí y tú no tienes que preocuparte demasiado para poder llenar ciertos huecos con tus cosas.
Ahora noto el contraste entre tener un marido y un 'novio'. Al novio hay que hacerle un hueco porque no lo tiene en la rutina doméstica. El novio con el que quedas, tu cita, tu candidato o tu rollo, requiere de ti que organices el tiempo libre para que él pueda participar. Tienes que dividirte entre las cosas que haces con él y las que haces sola. El tiempo libre tiene que quedar equilibrado, porque si dedicas todo un finde a hacer tus cosas... eso se notará y la relación tendrá un pequeño desajuste. Conviene no pasarse de pesada pero tampoco ir por libre... Al final hay que ceder, organizar y planificar. Y esto, viniendo de la cómoda vida de la convivencia, es un poco incómodo.
Es emocionante tener una cita y es relajante llegar a casa y poder estar sola tras despedirte de él. Pero a mí me gustaba mucho llegar a casa después de una actividad juntos y sentarnos en el sofá a leer o ver la tv en silencio.
Tener 'marido' te deja tiempos para ti en los que él no está del todo fuera. Los domingos por la mañana me encantaba quedarme leyendo en la cama horas, con revistas, libros, mi ordenador y mis gadgets tecnológicos. Y aunque estaba a mi aire, no estaba sola. Él andaba por ahí, en el salón, en la cocina... Y a veces me venía a ver y me daba un beso.
Que todo eso lo puede hacer un novio, lo sé. Pero que para llegar a ese punto el novio tendrá que superar aún muchas fases, también.
Cada etapa tiene su parte buena, pero a mí la convivencia me permitía optimizar mucho el tiempo. Tenía toda mi ropa en el mismo sitio y no tenía que comprar cosas por duplicado.