Tengo fobia a volar. Me dan pánico los aviones. Nunca he conseguido entrar en uno: ni borracha, ni drogada, ni anestesiada. Ni siquiera con el avión en tierra firme durante las prácticas de mi terapia psicológica…
Soy un caso perdido. Jamás vuelo pero…viajo.
Viajo mucho y a muchos lugares. Países diferentes, diferentes ciudades.
El problema es que debo mentir a mi familia y seres queridos. También a amigos y conocidos. A todos.
Pero…Tengo un plan.
Les diré que he superado mi miedo a volar gracias a la costosa terapia de grupo (que dejé hace un año) y que me lanzo a ver mundo, para aprovechar el tiempo perdido…
Es una mentira con algo de verdad, por lo que supongo que cuenta como mentira menor. La excusa de los cruceros no cuadra con los “tempos” que consumen mis viajes. Nadie se va a creer que me he ido a Clarence Town, en Las Bahamas, para ver el Dean’s Blue Hole en cinco días y en barco pero… Si digo que vuelo… Entonces , sí que puedo cuadrar mis nuevas rutas para descubrir las maravillas del planeta. El Dean’s Blue Hole es el agujero azul más profundo del mundo y está en una playa preciosa y yo puedo estar allí en un momento… ¿Quién se lo perdería?
Eso vale una mentira, sea grande, sea pequeña.
Ya he preparado la maleta. No me he complicado mucho la vida: bikinis, pareos, camisetas, shorts,… ¡Me voy a Las Bahamas! Tengo preparados los zapatos. Esta vez he elegido unos Muxart de color blanco con estampado de colores. Son veraniegos y resistentes. En el zapato derecho he escrito “Origen: Barcelona” y en el izquierdo “Destino: Clarence Town/Long Island”. Estas son las palabras mágicas básicas. Después están las palabras funcionales como las que forman la dirección del hotel en el que me alojo durante mis viajes especiales.
Cuando me regalaron ese extraño zapatero redondo, pensé que no había visto nada más horroroso en mi vida pero, claro, los que sabían de mi obsesión por comprarme zapatos, supusieron que era un obsequio fantástico.
Lo dejé en la habitación de invitados y me olvidé de él. El día en el que mis armarios ya estaban al límite de su capacidad, lo desenterré del olvido y lo coloqué en el vestidor. Mi última adquisición había sido unos Twin de Camper , que tienen como característica diferencial tener estampados diferentes (pero complementarios) para cada pie. Me encantan esos Twin…
Inspirándome en ese modelo, una tarde de aburrimiento, me dediqué a pintar unas deportivas blancas, con un rotulador indeleble. Estaban castigadas por el uso y me pareció una idea divertida para aprovecharlas una temporada más. Me dio por dibujar un mapa que se extendía por el par de zapatos y consigné dos ciudades: Barcelona y Nueva York.En Barcelona, vivo y Nueva York era mi sueño incumplido ya que mi fobia a volar hacía imposible que pudiera conocer esa ciudad. Cuando me cansé de pintarrajear mis bambas, las coloqué en el zapatero circular y, en un acto reflejo, lo moví con la mano y lo hice rodar.
Al día siguiente, me puse mis deportivas customizadas y fue acabar de atarme los cordones y encontrarme sentada en un banco del Central Park.
Tras cerciorarme que aquello no era un sueño, sentí un miedo terrible: me encontraba en chándal, sin documentación ni dinero, en medio de una de las ciudades más grandes del mundo. Cuando fuí consciente de la situación en la que me encontraba, volví al banco en el que había aparecido y me senté, abatida, mirando al suelo…Entonces me fijé en las deportivas: Barcelona-Nueva York. ¿Y sí?… Paré a un par de corredores que hacían su circuito por el parque pidiéndoles un bolígrafo pero no tuve suerte hasta que pasó una chica con una gran mochila y pinta de estudiante. Creo que pensó que estaba loca cuando me vio garabatear en mis zapatos. Invertí el orden del Origen y el Destino que estaban escritos en mis pies y aparecí, de nuevo, en mi vestidor con el bolígrafo de la chica en la mano.
En el momento en que mi mente procesó lo que me había ocurrido, lancé un gritito de euforia. Y después, más grititos. Creo que también brinqué y bailé por el vestidor… Y más grititos….Si mis sospechas eran ciertas… ¡Me podía transportar al lugar del mundo que yo quisiera!
Decidí hacer una prueba mucho más detallada y preparada con antelación. Elegí Chicago, ya que estaba interesada en ver la escultura de Jaume Plensa en el Millenium Park.
Reservé un hotel cercano y preparé una bolsa de mano con mi documentación, unos jeans, una camiseta y dólares. En unas Nike viejas, escribí Origen y Destino pero consigné la dirección del hotel, como información adicional. Metí las Nike en el zapatero y lo hice rodar. Básicamente, reproduje todos los movimientos realizados en mi traslado a Nueva York. Me colgué la bolsa en el hombro y me até los cordones y… Just Do it!… me encontré en el vestíbulo del Hotel Millenium, preparada para registrarme y visitar la ciudad. La foto que me hice delante de la Crown Fountain es uno de mis secretos mejor guardados, ya que nunca le he dicho a nadie lo que hago con el mueble zapatero…
Ya ha pasado un año y no he dejado de viajar. Mi familia empieza a sospechar. A veces, no puedo contenerme y hablo más de la cuenta: Los Moais de la Isla de Pascua, El Bosque de Piedra en China, la Gran Ola en Arizona,… Y mira que me he reprimido y no he enseñado ni una foto…
No me gusta mentir pero voy a hacerlo.
Descaradamente.
Esta noche, en una cena informal, vamos a celebrar que he superado mi fobia a volar. También les diré que me tomo un año sabático y que me voy a dedicar a viajar, cosa que es una verdad como un templo.
En mi vestidor, ya tengo una veintena de pares de zapatos, a la espera de que les otorgue un Origen y un Destino. He ido perfeccionando mi técnica y ya los decoro con motivos multicolores y elaborados. Me quedan preciosos. Y los guardo todos…Cada uno de esos pares, son el archivo de un viaje mágico.
Después de cenar, me pondré los Muxart y me iré a Las Bahamas. Gracias al cambio horario, llegaré al Hotel por la mañana y como me encanta bucear, lo primero que voy a hacer es una inmersión en el Dean’s Blue Hole.
Para el mes que viene, he pensado en visitar la Patagonia…O Mauricio…O…
Ya lo pensaré.
Origen y Destino.
Os dejo, que mis invitados llegan para la cena.
“