¿Hay alguien más?, como gritaba, según el inolvidable Eugenioen uno de sus celebrados chistes un pobre hombre caído en un precipicio y agarrado a unas hierbas, cuando ‘su ángel de la guardia’ le instaba a soltarse porque él le llevaría en sus brazos al fondo sin daño.¿No hay nadie a quien se le puedan pedir responsabilidades? Como al humorista catalán, ni al ministro Soria ni a su impávido presidente se le ha movido un pelo de la cara para soltarle la pasta al ‘Don Merengue’ ni para señalar a los de siempre como paganos sempiternos de los errores y estulticias de sus señorías. Quisieron esquivarlo pero con la boca pequeña porque ya lo tenían apalabrado con el ‘ser superior’, Butragueño dixit; ese tan gran futbolista como limitadillo tonadillero blanco. El próximo partido al palco del Bernabéu, y a otra cosa. Dicen que para que haya un listo tienen que haber muchos tontos. Y algunos golfos y mediocres también. Si no, es difícil. Decían que era imposible encontrar en la historia a unos ministros más indigentes intelectualmente que algunos de los que ocuparon sus poltronas con Zapatero, y quizás llevaran razón, pero lo que es indudable es que será imposible hallar a dos ministros más perniciosos para los bolsillos de los contribuyentes y de los consumidores que los ‘rajoyanos’ Montoro y Soria. Uno, incapaz de aligerar la Administración Pública, que tiene encomendada junto con Hacienda, y subiendo los impuestos y tasas sin freno para pagar el inasumible Estado que padecemos; nunca, al contrario que con Aznar, se han pagado tantos impuestos como en estos años de mayoría absoluta del PP. Y el otro, haciendo que se pague la energía eléctrica y el gas más caros que nunca, sin alternativas a la vista, y machacando alevosa y retroactivamente de paso a los emprendedores que se arriesgaron invirtiendo hace años en energías limpias. Unos fenómenosPor cierto, y hablando de Pérez y Aznar, a don José María le crecen los enanos tratándose de compañeros de pupitre, de estudios, de carrera, de gabinete o de palco: Blesa y Rato – qué desperdicio de hombre- por cosas poco edificantes; Rajoy y Montoro por inanición o acción requisatoria, que ambos blasones llevarán a su partido a su peor escenario histórico; Villalonga antes por desafección personal, y ahora en plan estrella, y de momento sin guiñar para los juzgados, don Florentino, cuya virtud personal hace honor a su nombre; ¡qué brillante es el tío, también de momento…! Y qué fotos más desafortunadas del ex en el palco blanco con el empresario de moda desde el 2000, cuando llegó al poder en el Madrid; antes no lo conocía nadie fuera de su círculo inmediato.Mientras el presidente madridista, ingeniero, ex político poco afortunado y ex gestor de la guía del ocio de la capital; y unos cuantos más cuentan los billetes que le sacan al estado de millón en millón, los ciudadanos vivimos permanentemente con los manos en los bolsillos, temiéndonos lo peor, ante los derroches y corrupciones mil que vamos sabiendo gracias a la labor de algunos jueces, fiscales, funcionarios policiales y de seguridad y de los escasos periodistas que se empeñan, ¡loado sea Dios!, en que aún luzca el sol en las desvaídas bardas de nuestra desvalida democracia. Que pase de nosotros este cálizAntes fue más corrupción y el rescate de demasiadas entidades financieras, sobre todo Cajas, que sufrieron una ignominiosa dirección, básicamente por las meteduras de pata y de mano, con sus correspondientes ‘sacaduras dinerarias’ de personajes de distinto hierro y políticos medio pelo, ¡oh casualidad!, amén de las torpezas de algunos dirigentes profesionales. A ver si escampa pronto y se acaban los castores, los linces, los frescos y los sinvergüenzas, con sus correspondientes cuadrillas de tontucios, tonticos, palqueros, aprovechadillos y trincones, que de todo hay. Y de paso, que surjan políticos de verdad; imaginativos, sensatos, eficientes y honrados, sobre todo; que sean capaces de darle un vuelco al panorama reformando con valentía todo lo reformable y necesario. De lo contrario auguro efemérides luctuosas, que diría un recordado médico de mi tierra. Para ello, y como decían los antiguos reclamos, abténganse medianías.
¿Hay alguien más?...; qué bueno era el tío aquel. Que no tarden.