Tensión entre equidad y calidad educativa

“No hay que pensar únicamente en la equidad”, fue lo que dijo, en esencia. Advirtió que eso no sería de buen recibo tal vez porque estaba en el panel de comentarios a la presentación del estudio “La lotería de la cuna: la movilidad social a través de la educación en los municipios de Colombia”, un valioso aporte de Sandra García, Catherine Rodríguez, Fabio Sánchez y Juan Guillermo Bedoya. Pero bienvenida la ‘provocación’ para hablar de la ‘tensión’ entre equidad y calidad en la política educativa.

Hay una relación entre equidad y calidad, que incluye tensión y complementariedad frente a objetivos de desarrollo. Enfatizar la tensión es el sesgo del viceministro, que ayuda si la discusión tiende a ignorar los trade-off. Saavedra subrayó que la meta de Colombia la más educada en 2025 es instrumental, un medio para alcanzar un país próspero, no un fin en sí mismo. Así, las inversiones en educación deben considerar su impacto en el crecimiento, que lleva a la prosperidad. No dijo “país próspero y equitativo”, lo que matizaría la tensión por intervenciones en zonas apartadas.

Como ejemplo de equilibrio, puso “Ser pilo paga” (SPP), sin mencionar los problemas de equidad regional y poblacional que arrastra. Es claro que SPP es un programa de equidad social que tendrá efectos positivos sobre el crecimiento económico al dar educación de calidad a un segmento grande del talento joven que de lo contrario se desperdiciaría. Pero se necesitan ejemplos más estructurales, tal vez menos taquilleros y más difíciles de ejecutar, que son el deber de un gobierno que se ha presentado como reformista de tercera vía.

No hay tensión entre equidad (igualdad de oportunidades) y calidad (desarrollo de capacidades) si se ofrece educación secundaria a los niños rurales dispersos en colegios semi-internados en cabeceras municipales, o si se emprende un gran proyecto nacional para aumentar la cobertura y la calidad de la educación superior pública en tantos departamentos, incluso construyendo residencias estudiantiles para que las administren privados sin fines de lucro y nuevas universidades, por ejemplo. Ahí lo que habría es tensión entre objetivos políticos de corto plazo y objetivos de desarrollo de largo plazo del país.

No solo la escasez de recursos provoca la tensión; también las ideas (y aspiraciones) que se tengan de desarrollo y bienestar. Las capacidades o competencias deseadas en la población varían con estas concepciones. ‘Calidad educativa’ no se entiende igual en todos lados, como asumen las evaluaciones estandarizadas. Para no pocos la equidad implica nociones y medidas diferentes de calidad, aunque el consenso programático dice que equidad es calidad educativa (universal) para quienes no la han tenido.

“No hay que pensar únicamente en la tasa interna de retorno”, sería el resumen del mensaje para el vice de varios comentarios de pasillo. Un equilibrio reformista que empuje la agenda, no se ve a la vuelta de la esquina. Así el gobierno no quiera oírlo.

@DanielMeraV

Via:: Colombia