Revista Series
Es sabido que el cine y la televisión acuden a un recurso trillado pero eficaz: la tensión sexual no resuelta. Es eso que el espectador percibe entre dos personajes relacionado con un interés romántico, pero que no se cristaliza por diversas razones y trae situaciones divertidas o tensas, que dan vida a la trama y la relación entre éstos. Y miren que aunque se usa la palabra “sexual” puede tratarse de amor, o aunque se use la palabra “romántico” puede ser sólo atracción; y hago esta aclaración porque no falta el que dice “no veo entre ellos nada sexual, pero sí veo que se están enamorando”. O_o
El asunto es que, desde siempre, cuando uno ve a una pareja televisiva, hombre y mujer, inmediatamente piensa que bien podrían enamorarse y estar juntos. Poco importa que sean distintos (los polos opuestos se atraen), se detesten (del odio al amor…) o sean como hermanos (siempre puedes descubrir que tu mejor amigo es tu media naranja). La película “Cuando Harry encontró a Sally” tiene como tema central la eterna pregunta: ¿pueden un hombre y una mujer ser solamente amigos, sin que lo sexual se interponga?, pues el protagonista tiene la convicción de que dos personas de sexo opuesto no pueden ser simplemente amigos.
Ahora bien, ¿qué pasa cuando esos dos personajes no son del sexo opuesto? ¿Cambia algo? Tal vez en la mente de muchos espectadores esa sea una razón para borrar la posibilidad de un romance o atracción física, emocional o sexual, pero, cof cof, para mí no. Pues porque las mujeres se enamoran de mujeres y los hombres de hombres hace mucho y si existe la posibilidad de que dos compañeros de trabajo, primos, amigos, se enamoren, no veo la dificultad adicional a que lo hagan dos personas del mismo sexo.
¿Me siguen? Lo que trato de decir es que, en potencia, todos pueden enamorarse de todos hoy en día. Y la tensión sexual estará allí a la orden del día, donde la mires o transpires, sin distinción de raza, color, edad, profesión, preferencia sexual o guionista.
Y traigo este tema por la serie Rizzoli & isles. En la misma línea de Booth y Brennan, Mulder y Scully, Hunter y McCall, Peter y Olivia, House y Cuddy, Maddie y David, Laura y Remington, las encantadoras, hermosas, inteligentes y profesionales Jane y Maura trabajan juntas y tienen mucha química entre sí, y aunque su relación es amistosa (y muy profunda), yo no descartaría que sus sentimientos pudieran llegar a más. Pero, atención, he dicho que los sentimientos pueden llegar a más y no los hechos, por una sencilla pero poderosa razón: para que la trama y el interés de la audiencia funcionen, la tensión sexual no debe estar resuelta. Así que la señorita Rizzoli y la señorita Isles tienen la misma posibilidad de estar juntas románticamente que la que tiene cualquier otra pareja televisiva en la primera temporada de su serie. O sea, muy poca. Pero no por ser dos mujeres.
En todo caso, es una delicia verlas, porque fuera de tensiones sexuales no-resueltas, estas dos tienen una química increíble como actrices en el set. Parece que llevaran varias temporadas actuando juntas y su sincera y generosa amistad es perfectamente creíble. Y si a veces pienso que algo más está sucediendo no es por las miraditas coquetas (que también las ha habido), sino por las miradas profundas, esas que siempre están buscando saber qué piensa la otra sobre un asunto, las que revelan que para cada una la opinión de la otra es supremamente importante, las que muestran cierto temor de perderse por algún malentendido o circunstancia adversa. Si además vemos que ellas prefieren estar juntas, tomarse un café o irse por unos tragos que aceptar una invitación por parte de un hombre, pues yo creo que hay bastante material para pensar que podrían estarse enamorando.
Lo cierto es que si esta detective y esta forense fueran un hombre y una mujer, hace rato todos estarían hablando de la tensión sexual que existe, pero como no lo son, pues sólo algunos perspicaces y otros obsesionados han anotado el suceso.
Ya la primera temporada de Rizzoly & Isles terminó el lunes 13 de septiembre pero regresará el próximo verano. Hasta ahora las tramas han sido de manual (algunas sacadas literalmente de los libros en que está basada la serie) y todo reposa sobre la relación de Jane y Maura, que pueden muy bien con esta carga.
Al principio parecía que Jane Rizzoli se llevaba toda la atención siendo la protagonista indiscutible de los primeros episodios, mostrando sus dotes competitivas, la relación con su familia, un hombre de su pasado y alguno de su presente, ubicándola en el centro de la trama de fondo con la historia de un asesino aún obsesionado con ella y que le hizo daño en su momento. Pero no sé si por la presión de la audiencia o totalmente premeditado, antes de acabar la temporada Maura Isles nos reveló algunas cosas oscuras de su personalidad, equilibrando la balanza y poniéndola al nivel de importancia de su compañera. Los lazos familiares con delincuentes, combinados con su enorme inteligencia analítica la convierten en un personaje muy interesante, ya que siempre existirá ese peligro del niño prodigio de pasarse al lado del crimen. Me recuerda en gran medida al personaje de Reid en Criminal Minds. Mentes privilegiadas que bien podrían estar más cerca de los asesinos que de los policías y Charles Hoyt (el asesino obsesionado con Jane) se lo deja bien claro a Maura en un episodio.
A mí me van a hacer mucha falta las chicas y aunque voy a estar bien entretenida con la temporada que ya ha empezado y que casi no me dejará tiempo para vivir, espero ansiosa el momento de volver a verlas y disfrutar de su fabulosa química en escena.
PD. Angie Harmon (Jane Rizzoli) es absurda e hipnotizadoramente bella. Sasha Alexander (Maura Isles) es adorada por mí desde que fue Gretchen en Dawson's Creek por su especial encanto.
¿Y tú qué piensas? Déjame un comentario en el blog.