Revista Cultura y Ocio
Apedreábamos ratas,
partíamos en dos a las lombrices
de tierra,
les arrancábamos las alas
a las moscas,
orinábamos en los hormigueros.
No teníamos
piedad.
Bajábamos de casa
corriendo por las escaleras
con dos onzas terrrosas de chocolate
incrustadas en un pedazo de pan
para ir a enjambrar a orillas del río.
Arrasábamos con todo,
como la marabunta.
No éramos buenos;
tampoco malos:
sencillamente
no habíamos comido del fruto
del árbol del bien y del mal
(todavía).
Teo Hernando. La espera. Colección Zigurat, Ateneo Obrero de Gijón, diciembre 2016.