Revista Filosofía

Teodicea estoica

Por Daniel Vicente Carrillo

Teodicea estoica
¿Por qué el dios molesta a los mejores con una mala salud o con un luto o con otros inconvenientes? Porque en el campamento también las misiones peligrosas se encargan a los más esforzados: el comandante envía a los más selectos a que acometan al enemigo en una emboscada nocturna o exploren el camino o desalojen de su posición a una guarnición. Ninguno de los que salen dice: "Mal me ha considerado el general", sino "Bien me ha juzgado." Que digan lo mismo cuantos reciben la orden de sufrir casos que hacen llorar a los miedosos y cobardes. "Hemos parecido al dios dignos de ser en quienes se experimentara cuánto sabía sufrir la naturaleza humana."  

(...)  
 
Hace tiempo quedó establecido de qué disfrutas, de qué te lamentas y, a pesar de que las vidas de los individuos parezcan ser variadas con grandes diferencias, el total viene a ser sólo esto: perecederos nosotros, recibimos bienes perecederos. 

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'Pero nos caen encima muchas penalidades horrorosas, difíciles de tolerar'. Puesto que no podía yo sustraeros a ellas, armé vuestros ánimos contra todas ellas: soportadlas serenamente. Esto es en lo que aventajáis al dios: él está más allá del sufrimiento de las desgracias, vosotros por encima del sufrimiento. Menospreciad la pobreza: nadie vive tan pobre como ha nacido. Menospreciad el dolor: o se destruye o destruye. Menospreciad la muerte: o bien os da fin o bien os cambia de lugar. Menospreciad la suerte: no le he dado ningún venablo con el que pudiera malherir el espíritu.

Séneca


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