Miembro de la Escuela de Salamanca, economista, jurisconsulto y teólogo, el doctor Navarro Martín de Azpilcueta fue uno de los precursores de la Economía moderna gracias a describir, por primera vez, la relación entre el aumento de la cantidad de dinero en circulación y el aumento de los precios en un país, originando la Teoría Cuantitativa del Dinero y la Teoría del Valor-Escasez, dos de los principios básicos de la macroeconomía moderna. Considerado como uno de los más importantes intelectuales de su tiempo, también fue célebre en Europa por su importante labor tanto en el terreno de la docencia como en el de las letras y el Derecho canónico.
MARTÍN DE AZPILCUETA
Martín de Azpilcueta Jaureguízar nació en 1492 en la localidad navarra de Barasoain, perteneciente a una familia agramontesa de Baztán. Estudió filosofía y teología en la Universidad de Alcalá desde 1509 y derecho canónigo en la de Toulouse desde 1513. Se ordenó sacerdote y se dedicó a impartir clases de esta disciplina en esta universidad y en la de Cahors.
Regresó a España en 1523 y a través del prior de Roncesvalles, Francisco de Navarra, entró en la Universidad de Salamanca al año siguiente. Allí accedió a la Cátedra de Prima en Cánones e impartió derecho canónigo durante catorce años, desde 1524 hasta 1537, y dejando como discípulos a ilustres como Diego de Covarrubias, Arias Pinelo, Francisco Sarmiento y Pedro de Deza.
Durante su estancia pudo conocer en persona al emperador Carlos I, con el que debatió sobre del origen democrático del poder. Pero sería por su pensamiento y por sus aportaciones a la Escuela económica de Salamanca por lo que pasó a ser uno de los precursores de la economía moderna, muy anteriores a los fundadores de la Economía Clásica inglesa del siglo XVIII encabezada por Adam Smith. Considerado teólogo, jurisconsulto y economista, Azpilcueta fue autor de numerosos ensayos sobre diferentes campos del saber y uno de los fundadores de la escuela salmantina junto a Francisco de Vitoria.
Fue el mismo monarca quien le recomendó pasar a la Universidad de Coimbra para dedicarse a la actividad docente en cánones. Además tomó participación en la vida pública portuguesa como consejero y confesor de personalidades ilustres. Fue consultado acerca de diversos asuntos por los tribunales de la Inquisición española.
En la ciudad lusa publicó en 1553 su obra más conocida, el Manual de confesores y penitentes, una obra que fue numerosas veces reproducida tanto en castellano como en latín. Después de dieciséis años de docencia en aquella universidad, en 1555 decidió regresar a España para retocar sus escritos, y dedicarse al estudio y a la publicación de sus obras, muy estimadas por teólogos y canonistas de todos los tiempos.
Sus obras sobre el derecho canónico fueron Comentario resolutorio de cambios de 1554 y Comentario resolutorio de usuras de 1556. Como pensador iusnaturalista, estos comentarios defendió la tesis por la cual "el reino no es del rey, sino de la comunidad, y la misma potestad regia por derecho natural es de la misma comunidad y no del rey, por lo cual no puede la comunidad abdicar totalmente en ese poder". Tesis defendida cuando aún estaba en candente el espíritu de los comuneros de Castilla ejecutados por Carlos I. Su pensamiento era opuesto a la deriva absolutista que las Monarquías europeas estaban desarrollando las Cortes europeas, incluyendo a la hispánica de los Habsburgo.
CASA NATAL DE AZPILCUETA
Azpilcueta pasó a la historia de la economía por analizar las actividades mercantiles y los efectos monetario que se estaban produciendo en su tiempo derivados por la llegada de metales preciosos desde América. Estudió la diferencia del poder adquisitivo de las monedas nacionales de distintos países, en relación con la abundancia o escasez relativa de metales preciosos, siendo precursor de la Teoría Cuantitativa del Dinero. En ese trabajo defiende la idea de que la moneda es una mercancía más, y por ello, sufre las mismas variaciones que cualquier otro producto. Según el navarro: "La moneda de oro, por su particular falta, puede valer más de lo que valdría si hubiese abundancia de ella".
En su Comentario resolutorio de cambios explicó que: “En las tierras do ay gran falta de dinero, todas las otras cosas vendibles, y aun las manos y trabajos de los hombres se dan por menos dinero que do ay abundancia del; como por la experiencia se vee que en Francia, do ay menos dinero que en España, valen mucho menos el pan, vino, paños, manos, y trabajos; y aun en España, el tiempo, que avia menos dinero, por mucho menos se davan las cosas vendibles, las manos y los trabajos de los hombres, que despues que las Indias descubiertas la cubrieron de oro y plata. La causa de lo qual es, que el dinero vale mas donde y quando ay falta del, que donde y quando ay abundancia”.
Hasta hace unas décadas, se consideraba al francés Jean Bodin como el primer economista que había formulado la llamada Teoría Cuantitativista de la moneda. Sin embargo, la aparición de la obra de Larraz y, más tarde, la de Grice-Hutchinson sobre los teólogos de la Escuela de Salamanca de mediados del siglo XVI, han dejado claro que dicha teoría era perfectamente conocida, con anterioridad, por ellos, y más concretamente a la contribución del Doctor Navarro.
El Comentario (1556) de Azpilcueta no sólo apareció doce años antes de la Réponse (1568) de Jean Bodin, sino que además, el autor navarro desarrolló su primera teoría cuantitativa de una forma más completa que el teórico francés, empleándola como punto de partida para elaborar una teoría de paridad de poder adquisitivo del diero en los cambios internacionales.
Azpilcueta relacionó la diferencia existente entre la capacidad del dinero en los distintos países según la abundancia o escasez de metales preciosos que hubiera en ellos. Definió así lo que se llamó la Teoría del Valor-Escasez en los siguientes términos: "Toda mercancía se hace más cara cuando su demanda es más fuerte y su oferta escasea".
UNIVERSIDAD DE SALAMANCA
También hizo una de las primeras exposiciones del concepto de la preferencia temporal, es decir, que a igualdad de circunstancias, los bienes presentes siempre se valoran más que los bienes futuros. Esta idea está en la base del Concepto de Interés de la Escuela Austríaca, que lo considera uno de sus precursores.
Además, ayudó a eliminar el estigma de la usura y del cobro de intereses. Abordó los problemas morales derivados de las operaciones y transacciones económicas. Y defendió la licitud del cobro de intereses en préstamos, contra el criterio de la Iglesia católica de entonces.
En 1569 aparecieron unas Additiones al Manual, acompañando aDe Usuras y Simonía, en las que el autor justificaba la licitud de los préstamos con interés. También conocido es su Tratado sobre las rentas de los beneficios eclesiásticos que alcanzó numerosas ediciones a partir de su primera publicación tres años antes en Valladolid.
Más tarde fue consejero de Felipe II, el cual lo envió a Roma en 1577 para defender al también navarro Bartolomé de Carranza, arzobispo de Toledo y cardenal primado de España, acusado de herejía ante el tribunal de la Inquisición. Gracias a la brillante defensa del Doctor Navarrus, Carranza, fue al fin absuelto de los cargos que se le imputaban y Azpilcueta consigue el aprecio de las sedes vaticanas de Pío V, Gregorio XIII o Sixto V quien le nombra consultor de la Sagrada Penitenciaría y materias diversas.
Con posterioridad a su muerte en Roma en 1586, aparecieron sus obras completas publicadas en Venecia en 1598 bajo el título de Compendium horum omnium Navarri operum.
MARTÍN DE AZPILCUETA