La creación de la imagen psicológica del individuo está íntimamente ligada con su carácter o personalidad, más allá de la acumulación de bienes, mercancía o capital que es el que legitima el funcionamiento, desarrollo y que reproduce constantemente el sistema capitalista basado en el máximo beneficio en la producción de mercancías a corto plazo, detrás de todo este proceso se erige en esencia la figura psicológica del individuo capitalista o consumista, como podemos observar la principal característica de este perfil psicológico es su afán por acumular o consumir.
La imagen psicológica creada a partir de este modo de vida incluye también el prestigio que adquiere el individuo a partir de sus cualidades que le otorgan el poder para ganar dinero, gastarlo o acumularlo o directamente invertirlo en otros negocios para generar más beneficios con el capital inicial, la formación de la personalidad del individuo en estas condiciones se ve determinada por su carácter basado en su imagen y en el Super-Yo, apariencia del capital que es capaz de producir, reproducir y gastar.
Imagen deformada por la apariencia, fantasmagórica e irreal producida por factores externos pero que a la vez han penetrado en su espíritu para alcanzar su personalidad y consolidarla. Una vez que el Super-Yo es agente reproductivo de Capital en forma de dinero, bienes o consumo, su cualidad máxima es una imagen que define una una serie de aptitudes, habilidades y cualidades que se adaptan al sistema capitalista y que ofrecen la garantía de producción y reproducción máxima en el sistema en el que interactúa.
Esta imagen ligada al Super-Yo, es la imagen del poder y potencia que tiene el individuo para relacionarse con el prójimo, legitimada mayoritariamente por la propaganda, es decir, la cultura, las costumbres, la educación, etc, etc y por su capacidad de reproducir el sistema capitalista de dominación.
Podemos decir entonces, que esta imagen de poder y potencia forma las relaciones sociales del individuo viendo al prójimo en la mayoría de las ocasiones como un enemigo al que hay que someter o directamente anular. Toda cualidad humana en el Super-Yo se ve condicionada por factores externos que la limitan en gran medida.
El hombre en este sistema siempre quiere ser algo, su anhelo es llegar a ser y para eso tiene que competir con el prójimo basándose en el Super-Yo, ante esta contradicción en la que estamos todos inmersos en mayor o menor medida para poder sobrevivir, nuestra esperanza pasa por destruir esta imagen del Super-Yo que nos han impuesto en la infancia y después que hemos interiorizado como tal con nuestra capacidad de asimilación inducida por el auto-engaño.
Seamos anónimos en un mundo donde la mayoría quiere el éxito y el dinero, o como decía Thoreau: "En vez de amor, dinero o fama, dame la verdad".