Por Yohan González
“Nunca admitiremos en la Cuba revolucionaria terapias de choque”, esas fueron las palabras del presidente Raúl Castro en diciembre de 2013, en ellas pensaba en el mismo momento en que leía sobre el reciente aumento del precio de la leche en polvo en las tiendas recaudadoras de divisas (TRD). Debo aceptar que aunque la medida de aumentar el precio a productos como la leche, uno de los renglones más importantes de la canasta básica nacional, dista mucho de clasificar con las medidas de “terapia de choque que estamos viendo en la rica y llamada culta Europa”, debemos aceptar que constituyen un duro y sentido golpe en el bolsillo del cubano común.
“Hace unos años fue el aceite, luego los huevos y hoy es la leche, ¿mañana que será?”, me decía una de mis vecinas. Y es cierto. Cuando en 1959 se decidió impulsar una Revolución y luego adoptásemos el socialismo como el modelo de país a construir una cosa estaba clara: hay que proteger al pueblo y hay que gastar cada centavo por él. Es por que cuando leo la noticia sobre el incremento del precio no hago más que preguntarme a quien debemos proteger: ¿al pueblo o al sistema empresarial?
No mienten los funcionarios cuando dicen que el precio de la leche ha aumentado. Es sabido que el mismo lleva años subiendo y en varios discursos de Raúl o del vicepresidente Marino Murillo ha sido expuesto el complejo del mercado de la leche a nivel mundial. Hace unos días, durante la sesión extraordinaria de la Asamblea Nacional, Murillo hablaba sobre las deficiencias de la producción lechera nacional de poder suplir la demanda.
No es misterio para nadie que la política de manejo del sector vacuno es un desastre a secas, plagada de sistemas cuadrados de planificación que atan de manos a los productores, pobres incentivos monetarios para la estimulación real a la producción y sistemas de distribución que muchas veces dejan que la leche se corte a la espera de un camión o un medio de transporte que la lleve a la industria o algún centro de comercialización. A falta de respuesta de nuestras vacas, se recurre a importar leche en polvo, un gasto que ha permitido que de cierta manera no háyasenos llegado a un déficit del producto pero al costo de ir acumulando números rojos que hoy parecen lastrar al sistema empresarial (estatal al 100%) encargado de su importación.
Lógico sería que el Ministerio de Finanzas y Precios aumentara el precio de la leche en polvo que se importa y se comercializa en las tiendas en CUC (recuerdo haber visto en una ocasión leche importada desde Irán) pero lo que si no encuentro lógico es aumentar el precio a la que se produce en Cuba. Basta con solo darle un vistazo a la imagen que el sitio Cubadebate acompañó a la noticia sobre el aumento la cual muestra dos de los tipos de leche en polvo que más se comercializa en las tiendas de divisa y los cuales, en primera plana, llevan el enunciado de “Producto cubano”. Hurgo en la noticia sobre el incremento y no encuentro una diferenciación acerca de la leche importada y la leche de producción nacional.
Bien claro se puede notar que la leche que se comercializa en CUC y que va a ser aumentada de precio es de producción nacional. Foto tomada de Cubadebate
A pesar de todo, hay una buena noticia, la leche que se comercializa en CUP, mediante dietas o asignaciones especiales (niños, embarazadas) no sufrirá la más mínima alteración. Una noticia que relaja al mercado negro, quien diariamente hace su agosto con ese tipo de leche vendiéndola a 3 CUC.
Si la cuestión trata de recuperar gastos, me pregunto porque no recurrimos a subir el precio de productos que menos impacto tendrán en la canasta básica, como podrían ser los productos de lujo o las bebidas alcohólicas, las cuales por ser dañinas a la salud bien podrían recibir un impuesto que evite seguir teniendo números rojos en la leche.
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