- Vengo porque estoy muy mal. Bueno, estuve peor. Ahora estoy mejor. Tengo trabajo, eso me hizo muy bien. Estuve tan mal que me quería morir. Un tiempo bebí, engordé... Lo que me pasó es que hace un año y medio me enteré de que mi pareja me engañaba...
- ...
- Un día mi novio volvió del trabajo y como siempre, se metió en la ducha. Yo estaba en el salón, y vi su móvil encima de la mesa y me puse a jugar
- ¿A jugar?
- Bueno, a mirar los mensajes. Y encontré unos a una chica, bastante...
- ...
- Cariñosos. Él negó todo. Bueno, no negó los mensajes, me contó una historia de que eran de un amigo, que usaba el móvil.
- ¿Y tú acostumbrabas a hacer...?
- No, nunca. Nunca. (Se queda en silencio). Ya sé lo que me va a decir: que si nunca lo hacía por qué lo hice, que tendría alguna sospecha.
- Lo has dicho tú...
- Sí, claro. Desde entonces discutimos, pensé irme de casa, pero... Y no me apetece hacer el amor...y no me lo quito de la cabeza. Mi amiga, la que me dijo que viniera, me dijo que por qué no hacíamos terapia de pareja...
- ¿Y tú qué dices?
- ¿Para qué? Si yo ya le digo todo lo que pienso, no me corto. Le insulto, le digo que lo rompió todo.
- Pero no sabes lo que él tiene para decir...
- Lo que pasa es que empecé a pensar en hacerle lo mismo. Porque claro, hasta ahora, yo no había pensado nunca qué él pudiera estar con otra. Y yo tampoco.
- ¿Y ahora?
- Es que hay un chico en el trabajo que siempre me dice tonterías. Yo creía que lo eran, porque sabe que tengo pareja. Pero lo empecé a mirar...
- ¿Qué temes?
- No sé. No sé si lo quiero arreglar, si quiero...
- Si serías capaz.
- Eso.
- ¿Eso?
- Que ahora sólo pienso en estar con ese chico. Y claro, supongo que si hacemos terapia los dos... tendría que decirlo.
- Bueno, vemos.