Revista Educación

Terapia femenina

Por Siempreenmedio @Siempreblog

No soy de las que hacen bandera de las diferencias de género. Las listas cremallera, las cuotas impuestas me molestan, probablemente porque en mi fuero interno prevalece un sentido de la justicia que poco tiene que ver con las diferencias de sexo (algo que lamentablemente no le sucede a gran parte de la humanidad, que sigue pensando que las mujeres juegan en segunda división).

Dicho esto sí tengo claro que nos relacionamos de distinta manera, y me refiero a las mujeres entre nosotras (y supongo que también los hombres entre ellos). En mi afán por encontrar porqués pienso últimamente en que igual la cueva fueron los barros que nos han llevado a estos lodos. Por aquel entonces (y ahora la cosa ha cambiado poco en muchos casos) eran ellas las que se quedaban cuidando a niños, mayores y enfermos mientras ellos salían a cazar. Y entiendo que ellas atendían, no solo las necesidades del cuerpo, sino también las del alma. Y eso siguen haciéndolo muy bien.

Y de esa forma entiendo por qué toda mi vida he buscado en las mujeres esa terapia para el alma que solo ellas han sabido darme, no sé si porque somos de la misma condición (sospecho que los hijos varones buscan en sus madres esa ‘cura’ espiritual que encuentran en sus padres con más dificultad) o si el entrenamiento histórico las dota (no a todas, por supuesto), de un botiquín estupendo lleno de herramientas que confortan, alivian y desahogan.

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Gracias a esas mujeres (ellas saben quienes son) por darme, siempre que lo necesito y a veces aún sin saber que lo estoy necesitando, terapia femenina.


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