Después de tanta insistencia bloguera en que FNL era una excelente serie que merecía ser vista, el año pasado me decidí finalmente a descubrir por mi mismo a que venía tanto revuelo. Pronto averigüé que, más allá de las historias de adolescentes de instituto de siempre, se encontraban unos personajes de carne y alma, que hacían que las tramas de la serie fluyeran limpias, intensas, y casi siempre arrebatadoras, directas al corazón de quien quiera o pueda disfrutarlas. Al contrario de otros productos "teen" similares, la melancolía de FNL actuaba siempre como un catalizador capaz de deshacerse de casi toda la superficialidad implícita a toda serie de este tipo de género que, unida a la amargura de sus historias, y la exquisita imprecisión de sus imágenes, hacían de su primera temporada toda una desafiante sorpresa, capaz de ser disfrutada al cien por cien a poco que uno pusiera algo de su parte. Yo lo hice, y el resultado de ese primer encuentro, aunque no fue tan arrebatador como esperaba, si me dejó lo suficientemente satisfecho como para querer continuar descubriendo un año más los rincones y las almas de los habitantes de Dillon.Mi segundo año fue algo desconcertante en los primeros momentos, muy interesante en su zona central, y decididamente confuso e incierto en su última parte. Todo lo que percibí de esa atípica segunda temporada (recortada por la huelga de guionistas) ya lo dejé escrito aquí, y por ello prefiero pasar de largo para llegar cuanto antes a ese tercer asalto que es en realidad el que toca repasar en estos momentos. En este punto, y para que nadie se confunda, quiero decir que Friday Night Lights me parece una muy buena serie. Dicho esto, a partir de aquí, todo lo que diga puede ser utilizado en mi contra, pues lo demás será pura palabrería, elucubraciones contaminadas, impresiones algo imprecisas, y muy posiblemente una percepción de esta tercera temporada puramente imaginada, proveniente de una mente que es (para que quede bien claro) exclusivamente mía y de nadie más…
A partir de aquí Spoilers.

"Esta tercera temporada ha supuesto
toda una cura de humildad para Smash"

"Los Taylor mirando hacia
un futuro incierto"
Y como siempre los Taylor. La pareja formada por el entrenador y su esposa sigue siendo el pilar en el que se sostiene toda la serie, convirtiéndose así en una de las más solidas y fascinantes de toda la parrilla americana. Su pequeño encontronazo en su proyecto familiar, sus dudas en decisiones importantes laborales, y su firme integridad zarandeada por importantes presiones externas, nos han dejado muchas veces con extrañas sensaciones agridulces en nuestras cabezas y más de un nudo en la garganta. Ese precipicio argumental que es ese final de temporada tan desconcertante como lleno de futuro, es un ejemplo más de que la serie puede y tiene el deber de reinventarse una vez más si quiere seguir manteniéndose tan cautivadora, intensa y estimulante como lo ha sido casi siempre.

"Los hermanos Riggins me fascinan y me repelen
según que la trama que les toque protagonizar"
Por todas estas cuestiones, y algún que otro patinazo argumental sin demasiada importancia, FNL continúa sin dejarme la sensación de ser esa serie sólida, completamente arrebatadora, e imprescindible de la cual todo el mundo habla. Como he dicho al principio sin duda me parece una muy buena serie, pero también demasiado irregular para mí como para considerarla una de las grandes ficciones de nuestros días. Aunque, quien sabe, quizá a la cuarta temporada vaya la vencida, y me enamore perdidamente de ella. En cualquier caso lo sabréis muy pronto, pues pienso contároslo en cuanto la serie vuelva a pasar de nuevo por mis retinas.
